Capítulo 75

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Aria

En lo onírico

De nuevo aquella infinita explanada de hierba, con la que en su día soñé. Ahora no había música de arpa en el fondo, pero el encuentro fue con la misma persona de entonces.

-Albedo: ¡Aria! ¡Aria! –gritó mi hermano, nada más aparecer a mi lado, y se abalanzó sobre mí.

Me envolvió entre sus brazos con absoluta desesperación.

-Aria: ¡¿Al?! –expresé, impactada por su ansioso estado.

-Albedo: Aria... Aria... Aria... -no paraba de pronunciar, mientras me apretaba cada vez más contra su cuerpo.

Respiraba con dificultad, preso de una agónica y oscura emoción.

-Aria: Al, ¿qué pasa? –interrogué, muy preocupada-. ¡¿Estás bien?!

-Albedo: sé que esto sólo es un sueño, que no eres realmente tú, pero... déjame abrazarte toda esta noche, te lo suplico –rogó, provocándome una enorme confusión.

"¡Tú eres el sueño!", pensé, un tanto ofendida al respecto. "Pero, como siempre cuando se trata de ti, un hermoso sueño", le fue inevitable a mi corazón también sentir.

-Aria: no sé qué está pasando, Al, pero te quiero con locura –declaré, sin haberlo razonado por un segundo. Sencillamente, se escapó de mis labios aquel poderoso sentimiento.

Entonces, quedé boquiabierta con su reacción:

-Albedo: ¡yo te amo, Aria! –gritó e hizo eco en aquel amplio derredor-. ¡Te amo como a nada en este mundo! –no podía ver su rostro, pues lo ocultaba ahora sobre mi hombro. Sin embargo, su voz quebrada me dio la certeza de que estaba llorando de forma desconsolada-. Y, por ello, te necesito... más que el aire que respiro.

"Al...", mi alma se elevó a los cielos cuando escuchó aquellas palabras.

***

Aria

29 de Enero – 8:25 AM

"Liyue – Pantano Dihua – Casa de Aria y Xiao"

Me desperté sobresaltada y con una sensación agridulce en mi corazón. Xiao, como de costumbre, estaba durmiendo más que pegado a mí. No obstante, lo aparté, rápidamente, para poder levantarme de la cama.

-"Xiao": ¿Aria, qué pasa? –preguntó, desconcertado, tras despertarse por mis bruscos movimientos.

-Aria: tengo que ir a ver a Al –respondí, buscando en el armario una ropa con la que cambiarme. No obstante, sólo encontré el vestido, un poco quemado en los bajos, que llevé en el Averno-. Volveré a la hora de la cena.

-"Xiao": Aria, no estás para salir a ninguna parte –sostuvo, con sobreprotectora actitud.

"Me he podido levantar incluso yo sola de la cama", pensé, orgullosa. ¡Claro que puedo ir a Mondstadt! Sobre todo, tras aquel sueño con mi hermano... Necesitaba verlo, ¡pero ya!

Me dirigí a la puerta, llevé la mano al pomo y...

"¡PUM!", provoqué un fuerte ruido al... golpearme con el umbral de la puerta. ¡¿Pero qué...?!

***

Tartaglia

29 de Enero – 8:26 AM

Liyue – Casa de Tartaglia

Aria se levantó con notable nerviosismo e intentó abrir... la mismísima pared. Su cuerpo parecía más ágil, pero sus alucinaciones seguían más que presentes. Y, probablemente, no iban a irse.

Salí de la cama y fui por ella, quien, dolorida, tenía las manos en su frente. Se había llevado un buen golpe.

-Tartaglia: ¿estás bien? –pregunté, inquieto.

-Aria: creo... creo que sí... -su confusión era monumental.

Suspiré de preocupación.

-Tartaglia: creo que voy a tener que llevarte de la mano a todas partes –sonreí, amable, en un intento de mejorar aquella violenta situación.

-Aria: entonces llévame de la mano hasta Al, por favor –suplicó.

Aparté sus manos, después su flequillo castaño, y le di un beso en su ahora enrojecida frente.

-Tartaglia: no sé si estás preparada para salir a la calle siquiera –susurré en su oído con ternura.

Y era cierto. Ahora ella era un peligro andante para sí misma. Aquella misma mañana lo había dejado patente.

-Aria: ¡Xiao, te lo suplico de verdad! –gritó, desesperada, y me miró, directamente, con sus hermosos ojos verdes.

Me era casi imposible decirle que no a nada, sobre todo si me mostraba su rostro.

-Tartaglia: podríamos hacer una prueba –propuse, no muy convencido de aquella idea-, dando un paseo por los alrededores para comprobar cómo te desenvuelves.

-Aria: ¡sí, sí, sí! –exclamó repetidamente como una niña, provocándome la risa-. ¡Lo que sea!

-Tartaglia: te compraré entonces unos nuevos vestidos –aquella idea me gustaba mucho más-. El que traías del Averno ya no está muy presentable.

-Aria: ¿comprar? –levantó la ceja, desconcertada-. Debo tener varios cambios en casa, sólo que ahora no los encuentro...

"Es verdad... cree que estamos también en su casa", recordé.

-Tartaglia: claro –mentí, para no perturbar más su alterado estado de confusión-. Iré a coger un poco de ropa, quizá esté tendida... Espérame en la habitación, ¿vale?

Ella asintió con la cabeza.

Entonces, salí de "nuestra" habitación y cerré la puerta a mis espaldas. Corrí hasta la entrada de la casa y miré hacia un lado.

Allí siempre había alguno de mis súbditos montando guardia.

-Tartaglia: compra varios vestidos de la talla "S" –ordené de pronto-. Si tardas más de diez minutos, considérate hombre muerto –añadí con una espléndida sonrisa.

Y marchó en un abrir y cerrar de ojos.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora