Capítulo 38

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Albedo

24 de Enero – 15:39 PM

Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue

Gracias a la exploración que había realizado mi copia, ya tenía un mapa mental de aquel templo, por lo que no me fue difícil llegar a la biblioteca que sabía que tenía. Aria siguió buscando otras posibles pistas en el sótano, mientras yo me proponía hallar algún tipo de información acerca del espejo.

Quizá guardaba un catálogo de sus antigüedades, un hábito de los coleccionistas.

Examiné cada título de los lomos que encontraba, pero la mayoría de los libros tenían que ver con la leyenda de los yakshas. "Esa mujer debe tener también una obsesión", suspiré, recordando a mis propias psicópatas. Afortunadamente, estaban bien muertas y, además, todo quedó en familia. Primero, me encargué yo y, después, mi hijo. Aunque... ojalá hubiera actuado yo en las dos ocasiones.

-Albedo: ¡un catálogo! –se me escapó en alto en cuanto lo avisté. Era un cuaderno con anillas y fotografías, ¡debía ser aquello!

Lo cogí de la estantería y me lo llevé a la mesa. Dada mi emoción, ni siquiera tomé asiento.

Pasé las hojas una a una, esperando encontrar una referencia al espejo.

-Albedo: vamos... vamos... -pedía.

Entonces, aprovechando que toda mi atención estaba en aquel cuaderno, alguien bajó mi casaca por detrás.

Suspiré.

-Albedo: Aria... te dije que estaba bien –predije quién era.

Pero me equivoqué.

Cuando me giré por completo para tenerla de frente, hallé a, nada más y nada menos, que al adeptus...

-Albedo: ¿Xiao? –musité, petrificado ante aquel absoluto contrasentido.

Mientras terminaba de quitarme la chaqueta, yo pude al fin contemplar también a aquella pelirroja y diabólica mujer en un rincón de la estancia. Sonreía con una siniestra malicia.

Intentando controlar su temblor, tomó mi cintura.

Y empecé a comprender, lamentablemente, lo que estaba ocurriendo.

-Xiao: puedo hacerlo por las buenas o por las malas –dictaminó, su rostro estaba oscurecido.

"Entiendo", asumí lo más rápido posible, dadas las circunstancias.

-Albedo: ella quiere que lo hagamos por las malas –quizá por primera y última vez, lancé una mirada cómplice a Xiao. Y éste pareció entenderla.

Soltó una carcajada irónica.

-Xiao: tienes razón.

Para inmensa sorpresa de la mujer, ambos no tardamos en besarnos. Era difícil llamar "pasión" a lo que estábamos haciendo, pero nos esforzamos en que se acercara a aquel término lo máximo posible. Humedecimos nuestros labios con la saliva del otro, como ya habíamos hecho en algún que otro celo.

En el proceso, ambos hubiéramos preferido cerrar nuestros ojos para no tener que ver al otro, pero temíamos que ella pudiera aprovechar un despiste para empeorar la situación (si es que era posible).

-Xiao: ¿y así pretendes reconquistarla? –intentó burlarse de mí-. Menudo beso de mierda.

-Albedo: para hacerlo tan mal, con quien se tenía que contener era conmigo –devolví, raudo.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora