Capítulo 51

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Albedo

25 de Enero – 16:49 PM

Averno - Oasis de Daphnariam

Encontrar a Däriel, tras haber visto también a Sacarosa, me hacía imaginar dónde nos encontrábamos. Aunque tampoco tuve que darle mucho uso a la imaginación, pues él se encargó de explicárnoslo todo.

Pese a lo que le hizo al adeptus, su muerte fue una injusta tragedia que, de alguna forma, ahora se sentía casi como una "bendición". Por muy cruel que sonara, si Däriel no hubiera fallecido, Kairi no hubiera sobrevivido al mismísimo Averno. Era una niña poderosa, dada su sangre, pero una niña al fin y al cabo.

Pero aquella no fue la única sorpresa, pues había alguien más en aquel bello asentamiento: la madre de Aria. Una mujer de cabello castaño y ojos violáceos, que portaba un vestido exuberante y llamativo. Diría que casi novelístico, como si se tratara de una especie de reina de cuento.

No me apartaba la vista de encima.

-Däriel: así que seguís viviendo cada uno en su casa –suspiró, decepcionado.

-Aria: bueno... era la forma más pacífica de hacerlo –defendió mis ideas ante su hermano de sangre, pese a que no estuviera de acuerdo con ellas.

-Däriel: tratáis de humanizar el marcaje, ¿eh? –soltó una carcajada-. Al final se os echará encima si no os dejáis de tonterías románticas.

-Daphnariam: ¡Däriel! –le recriminó al instante.

-Däriel: ¿qué? –aquel alto hombre infló sus mofletes, gesto que le resultó divertido a la niña. Tal vez lo hizo precisamente por ella-. Lo mejor es que acepten el tipo de familia que son, ¿o acaso es justo para Nathaniel separarlo de su madre? .–Tomó el papel de tío sobreprotector-. Y los futuros hijos que tenga con el dragón, ¿eh? ¿También serán los sobrinos de su madre?

Bajé la mirada.

-Daphnariam: el amor es sólo uno, Däriel –insistió, seria al respecto-, y ella, además, ya está casada.

-Däriel: ya claro... -ironizó-. Pero el marcaje ha sido doble, por lo que deberíais ateneros a la realidad de una vez –continuó su sermón, quizá temiendo que aquella fuera a ser nuestra última conversación en... mucho tiempo (esperaba), por lo que debía aprovecharla al máximo-. No digo que esclavices a tus sometidos como hizo nuestro padre, Aria –él también insistió en su argumentación, aunque ahora con cierta tristeza en su mirada-, pero debes mantenerte firme y ser la madre de tus hijos.

Y aquella última frase que pronunció, pareció derrumbar a aquella recién conocida mujer.

Entonces, tras unos segundos, él se percató del impacto de sus palabras:

-Däriel: madre... yo no quería decir... -su firmeza pareció flaquear.

De nuevo, ella clavó la mirada en mí. Sin embargo, esta vez, también me habló:

-Daphnariam: ¿podrías venir conmigo a hablar un momento a solas, Albedo?

***

Jamás me había planteado siquiera el hecho de llegar a estar frente a la madre biológica de Aria y ahora que se daba, sorpresivamente, aquella "violenta" situación, lo mínimo que podía hacer era complacer sus peticiones.

Estaba nervioso, ¿cómo negarlo? Quedarme, además, a solas con ella poseía un matiz más severo.

"¿Estaré a la altura de sus expectativas?", no paraba de rondar en mi mente aquella preocupación. Aunque ella no la hubiera conocido mucho, seguía siendo la madre de Aria, y yo sentía que... debía causarle la mejor impresión posible.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora