Aria
15 de Enero – 19:27 PM
Liyue – Pantano Dihua - Casa de Aria y Xiao
Tener aquella presencia detrás de mí era más que tenso. A veces incluso sentía que clavaba su mirada más en mi espalda que en su creador, lo que me hacía sentir aún más incómoda. Apenas había pasado una hora, y no sabía cómo iba a aguantar aquella embarazosa sensación toda la noche.
-Copia de Albedo: voy a cambiarle el vendaje –comunicó, aparentemente pacífico, y lo escuché caminar detrás de mí para después dirigirse al otro extremo de la cama.
Retiró la manta a mi hermano y, con destreza, fue quitándole las antiguas vendas. Poco a poco, su torso desnudo fue apareciendo ante mis "inocentes" ojos verdes.
"Uff...", pensé, siendo consciente de que mis mejillas comenzaban a ruborizarse. "Aria, tranquilízate", me pedí ipso facto. ¡Sólo está un poco desnudo, nada más! No obstante, desde que sólo podía verlo desnudo en aquellas dos noches al año, me había vuelto incluso más sensible a su inherente belleza.
Me pareció ver una ligera sonrisa en aquella copia, tal vez adivinando el repentino deseo que había padecido.
-Copia de Albedo: al fin has dejado de pensar en mí –declaró de pronto.
"¡¿Eh?!", expresé en mi fuero interno, aunque tampoco me sorprendió en demasía que hubiese adivinado mis pensamientos durante aquel tiempo. Yo era como un libro abierto.
-Aria: es sólo que... no sé cómo dirigirme a ti –intenté desviar la conversación a un asunto más razonable y, por supuesto, no erótico-. No sé si eres también Al o...
Me costó terminar aquella frase, pues no sabía cómo nombrar a aquel poder.
-Copia de Albedo: ¿el dragón? –adelantó, dejándome por unos segundos atontada. Era evidente que aquel término era lo que mejor describía su estado, pero, de algún modo, me negaba a ver a Al como algo más que Al.
-Aria: no lo sé... -musité, cabizbaja.
-Copia: es normal que lo desconozcas –comentó, sorprendiéndome aún más-, él te guarda muchos secretos.
"Uy... uy... uy...", levanté una ceja, al percibir que aquella charla podía resultar interesante y no sólo desde el plano sexual.
-Aria: ¿cómo cuáles? –mi actitud nerviosa quedó atrás, y me volví más juguetona. Me determiné a caerle bien a aquel ser para que liberara su lengua.
Pero quizá mis intenciones eran demasiado evidentes, porque la copia soltó más de una carcajada.
-Copia de Albedo: incluso te guarda secretos sobre tu misma esencia –fingió suspirar, pícaro, mientras volvía a cubrir el cuerpo de su creador con nuevos vendajes-. Como... -mi atención se multiplicó- que alguien como tú podría provocar el celo a sus sometidos en cualquier momento, no sólo en las noches de luna nueva... entre otras funcionalidades muy interesantes –soltó una carcajada-. O, al menos, eso ponía en aquel libro de tu mundo.
Quedé un tanto perpleja, no obstante, imaginé por qué mi hermano no querría que supiera un dato como aquél. De hecho... incluso yo creía conveniente no saberlo. Era demasiado impulsiva como para saber sobrellevar determinadas verdades.
"Debió temer que le provocara el celo a él en algún arrebato", me lamenté un poco, aunque, como ya había mencionado, no podía culparlo de que no confiara en mí. Yo tampoco lo haría del todo, sobre todo tras calentarme por verle un poco el torso.
-Aria: ¿de qué libro estás hablando? –nunca me habían hablado de la existencia de ninguno.
Aún así, tuve un ligero recuerdo acerca de un libro cuyo título era "Serphiat, el planeta... algo". Un nombre que Al mencionó cuando nos encontramos por primera vez con Däriel y ambos hablaron de que habían compartido una lectura. No obstante, no pude darle mucha importancia, pues, en aquel momento, estaba demasiado preocupada por el sueño de Xiao.
-Copia de Albedo: está en la biblioteca de Mondstadt, lo puedes leer cuando quieras.
Me sentí un poco estúpida al no haberlo pensado siquiera antes. Y, tratando de suprimir la fantasía de tener a diario a Al en celo, cambié de tema:
-Aria: entonces... en cuanto a lo que eres... -insistí, curiosa.
Terminó de asistir a su creador y, tras unos pocos pasos, se colocó frente a mí. Sus ojos rojos volvieron a sacudirme.
-Copia de Albedo: desde que se atravesó con aquella espada, Albedo y el dragón son una única entidad –sentenció, y yo me sentí incapaz de saber si aquello era una buena o mala noticia, pero tenía toda la pinta de ser lo segundo.
"Sin duda, hay mucho de lo que debería hablar con Al", suspiré hondamente.
-Copia de Albedo: ¿ahora tienes miedo? –sonrió, de forma maliciosa.
Negué con la cabeza.
-Aria: mientras Al esté bien y siga siendo él mismo, no me importa –fui sincera-, aunque por supuesto que me da miedo que este poder pueda hacerle algún daño.
Se agachó y acercó su boca a mi oído:
-Copia de Albedo: ¿daño? –hizo una risita siniestra-. Podría conquistar Teyvat si quisiera.
Me provocó un escalofrío, y tuve que levantarme de la silla. No obstante, mis intentos de distanciarme de aquella copia, me llevaron a ser arrinconada por él contra la pared.
Mientras respiraba con dificultad, él colocó sus brazos a cada uno de mis lados, bloqueando toda escapatoria.
-Copia de Albedo: incluso sería mucho más fácil y efectivo conquistar este mundo contigo –continuó aquella siniestra actitud-. No sólo por tu endiablado poder, sino porque tienes a tus pies al único adeptus que podría enfrentarlo.
Intenté mantener la compostura, aunque ahora el miedo sí me atenazara.
-Aria: ¿por qué me estás diciendo esto? –fui directa.
-Copia de Albedo: porque es divertido –tomó mi rostro con las dos manos, y me miró con una sensualidad pasmosa-. Ojalá hubieras podido ver lo pálida que te has puesto –bromeó, aunque aquella malicia seguía presente-. Pero... ¿qué te atemorizará más? ¿Hablar de conquistar Teyvat o... confesarte lo tanto que también quiero follarte?
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...