Capítulo 1

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15 de Enero – 10:45 AM

Liyue - Desfiladero Jueyun

Después de lanzar por la ventana aquellas "endemoniadas" hojas y contemplar, satisfecho, cómo se marchitaban en aquellos lagos que rodeaban su hogar... la tan esperada batalla fue servida. Al fin y al cabo, el adeptus ya no iba a dar un paso atrás y dejó claras sus intenciones: iba a matarlo de verdad. Al comienzo, dudó. No obstante, tras aquella última frase, su lanza se abalanzó hacia Albedo. Aquel gran sueño que había construido, aquellos seis años de gloria que había disfrutado junto a Aria y Kairi, estaban en peligro.

El alquimista fue ágil y esquivó aquellas letales arremetidas. Y, rápidamente, ambos terminaron alejándose de aquella casa y, de aquel modo, retirarse a las lejanías, para librar el "duelo" que tanto habían ansiado.

Sin embargo, había algo en lo que estaban de acuerdo: uno de ellos no debía quedar en pie aquel día.

Era el momento de la verdad. Dos hombres, tras tantas frustraciones y desvelos, estaban preparados para luchar hasta que ni un solo aliento de vida quedara en sus cuerpos... pues ya no sólo se trataba de ellos. Ahora había una familia y un hermoso futuro que compartir junto a la misma. Dos futuros incompatibles por sí mismos, pues ambos requerían de Aria en su seno.

Y Xiao, además, enloquecido por la furia y el pavor, ya no podía ver otra cosa que ventajas en la muerte de Albedo. No sólo se aseguraría una pacífica eternidad junto a su mujer, sino que, en noches de luna nueva, de nuevo sería solamente suya.

-Albedo: ¿qué debo entender de esta reacción, Xiao? –inquirió, serio, mientras cruzaba armas contra el adeptus-. ¿No estabas tan seguro de poder hacerla feliz? –expresó, con un hiriente sarcasmo.

Con su poder Anemo, el peliverde empujó lejos a Albedo, en un intento por desestabilizarlo. No obstante, él se mantuvo firme en todo momento y con aquella también afilada espada en sus enguantadas manos.

-Xiao: ¡¿crees que no sé que te lanzarás sobre ella?! –rugió. En sus dorados ojos se podrían ver llamas arder.

-Albedo: no pretendo abalanzarme de ninguna forma –replicó, también rabioso por toda aquella atroz situación-, pero sí... la recuperaré de ti, aunque me cueste años volver a entrar en su corazón.

El adeptus subió, a la velocidad de la luz, hacia un montículo cercano y se dejó caer sobre él. No obstante, pudo esquivarlo una vez más, aunque parte del bajo de su casaca no hubiese gozado de la misma suerte.

Sus respectivos filos volvieron a chocar.

-Xiao: ¡¡tú la dejaste marchar, tú pisoteaste sus sentimientos e incluso le hablaste de un imposible!! –gritó, enfurecido, al mismo tiempo que clavaba una siniestra mirada en su oponente-. ¡Acepta las consecuencias! –Apretó sus dedos sobre el mango-. ¡¡ELLA AHORA ES MÍA!! –acentuó notablemente aquel último posesivo.

El joven de cabello rubio sonrió de manera macabra.

-Albedo: ni siquiera casándote con ella... has podido hacerla enteramente tuya –declaró en alto aquella gran verdad-. Si la realidad fuera distinta, no mostrarías semejante terror, ¡y no necesitarías matarme!

Perdiendo completamente el juicio, Xiao activó su más oscuro poder. Se colocó la máscara, presto a acabar con la "amenaza". Y Albedo, siendo consciente de que aquella batalla iba a aumentar en intensidad, también dejó que su verdadera magia emergiera. Cerró los ojos por un instante, y su cuerpo comenzó a exhibir nuevos "elementos".

Unos inquietantes y diáfanos cuernos se alzaron sobre su cabeza, y unas poderosas alas salieron de su espalda.

-Xiao: al fin te muestras, maldito dragón –espetó, y se lanzó hacia los cielos.

***

Kairi

15 de Enero – 10:45 AM

Liyue – Pantano Dihua – Casa de Aria y Xiao

Le pegué una patada a la manta, pues no me gustaba tenerla encima. Quería seguir durmiendo, pero un hambre atroz atenazaba mi estómago, ¡así que me levanté de un brinco!

-Kairi: ¡desayunooooooo! –grité, ilusionada, nada más poner mis pies sobre el parqué y corrí hacia la puerta.

No obstante, fuera de mi habitación, no hallé ni un alma. Correteé por todos los rincones y pasillos de nuestro hogar, ¡y nada!

Entonces, me fijé en unos extraños agujeros en la pared que se hallaban junto a la entrada.

-Kairi: ¿eso... ha sido papá? –me pregunté, iniciando un peligroso temor.

"¡¿Papá ha estado luchando en casa?!", "¡¿Contra qué?!", "¡¿y si una bestia lo acorraló?!"... la última de aquellas cuestiones fue lo que me hizo temblar.

La imagen de aquella loca de mechas rojas emergió en mi mente. Pese a que supiera bien que Nath la había reducido a cenizas ... el miedo seguía ahí. Aún sus siniestros ojos me perseguían a veces en sueños. Mamá y papá incluso tuvieron que dormir conmigo unos días tras lo que sucedió y, aunque lograran que me recompusiera, supe que jamás podría olvidar aquel cuchillo cerniéndose sobre mí y, sobre todo, la sangre de mi otro tío saliendo por su boca con aquella intensidad.

-Kairi: ¡aguanta, papá! –chillé, en medio del vacío recibidor-. ¡Voy a salvarte!

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora