Capítulo 24

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21 de Enero – 22:39 PM

Liyue

Por milésimas de segundo, aquella flecha no atravesó su cabeza de lado a lado. No obstante, se llevó unos pocos pelos verdes cuando, definitivamente, impactó sobre el árbol que estaba a su lado. Se clavó con tal fuerza en el tronco, que, prácticamente, se hundió por completo en su interior.

Incluso en tierras extranjeras, los vientos guiaban a la deidad Anemo hasta su destino. Esta vez, el Cazador de Demonios.

-Xiao: tú... -expresó, un tanto sorprendido de que fuera el bardo quien lo hubiera estado persiguiendo aquella noche. Por un momento, pensó que se trataba de la misma Aria, pero las habilidades de aquel muchacho tampoco eran susceptibles de tomar a la ligera.

Quizá por primera vez, sin una sonrisa en su rostro que exhibir, Barbatos fue más que directo:

-Venti: te pregunté si la amarías incluso si no olvidaba a su hermano, ¿y qué respondiste, Xiao? –había un hiriente sarcasmo en aquellas duras palabras.

No estaba de humor. Ninguno de los dos, en realidad.

-Xiao: que la amaría igualmente –recordaba bien.

-Venti: ¿Entonces qué demonios se te ha pasado por la cabeza para pedirle el maldito divorcio? –inquirió, fiero, reuniendo todas sus fuerzas para no soltar un millar de improperios pese a que ahora estuviese más que sobrio.

-Xiao: no es por ella, ni por su hermano.

-Venti: ¡¿me vas a decir que es por ti?!

Suspiró.

-Xiao: sí –sus manos enguantadas temblaban de rabia-, es por mí.

Barbatos no entendía nada. Si su amor por Albedo no había precipitado que quisiera una ruptura con Aria, ¿qué podía haber sido?

-Venti: ¿por qué, Xiao? –iba a acabar rompiendo su arco a este paso-. ¡¿Por qué?!

El adeptus tuvo que mantener la compostura como podía ante aquella respuesta:

-Xiao: he intentado matar a su hermano y sigo queriendo hacerlo, he hecho llorar a ese niño... pero, sobre todo, he fallado a mi hija y, ahora, he fallado a mi esposa como hombre –guardó su lanza. Si aquel bardo quería pegarle, hoy era posible que no quisiera defenderse-. No estoy hecho para la vida familiar.

El muchacho de trenzas analizó al Cazador de Demonios: estaba siendo más que sincero.

-Venti: ¿me estás diciendo que le has sido infiel?

Dolió de nuevo contestar:

-Xiao: así es.

La deidad no sabía si reír o llorar.

-Venti: eres consciente de que Aria te perdonaría, ¿no es así? –fue directo de nuevo-. Sabes bien que ella tampoco ha sido un cordero inocente.

-Xiao: no se trata de que ella me perdone...

"Si no de que tú te perdones...", comprendió al fin el arquero de baja estatura. Pese a ello, le resultó una aberrante estupidez.

-Venti: ¿Y por eso vas a echar todos estos años a la basura, después de todo lo que has luchado por ella? –era la pregunta evidente.

-Xiao: no podrás entenderlo –dijo, seguro de sí mismo-, porque no has visto cómo tu propia hija te contemplaba con absoluto pavor.

El bardo se contuvo las intensas ganas de lanzarle otra fecha... entre ceja y ceja.

-Venti: muy bien, Xiao –masculló entre dientes-. ¡Haz lo que quieras, es tu decisión! –intentó sonreír, pero sólo apareció una sonrisa macabra en su rostro-. A mí me conviene... Cuando desaparezcas de su vida, Albedo no tardará en tomar lo que siempre le ha correspondido –dijo con la mayor crueldad posible, en un último intento de hacerlo reaccionar.

Pero no funcionó. Percibió cómo su alma se ennegrecía y, sin embargo, se mantuvo firme.

-Xiao: ... que lo haga cuanto antes –su voz estuvo apunto de resquebrajarse- y la vuelva feliz.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora