Capítulo 27

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Ming-yue

24 de Enero – 4:51 AM

Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue

Alguien llamó a la puerta a indecente hora. No obstante, aunque los golpes en la puerta me hubiesen despertado, fue una de mis criadas las que se encargó de abrirla y cerciorarse de si era algo de importancia.

-¿?: hola –saludó alguien con una voz aguda e infantil, lo cual, de por sí, me impresionó-. Busco a mi papá.

-Criada: estoy segura de que tu papá no está aquí, cielo –respondió, educada.

Yo podía escuchar la conversación desde mi habitación, muy cercana a aquella puerta. Además, las paredes eran, prácticamente de papel y madera, por lo que se podía oír casi todo.

-¿?: es el Cazador de Demonios, ¿seguro que no...?

Acto seguido, me levanté y salí del futón sin pensarlo dos veces. Odiaba dejarme ver con el yukata azul que usaba para dormir, ¡pero no podía dejar pasar aquello!

-Ming-yue: ¡¿eres la hija de Xiao?!

Cuando la contemplé, yo misma recibí la respuesta: aquella niña estaba hecha a su imagen y semejanza. Tenía su caótico cabello verde, su bindi morado, su mirada penetrante... y varias facciones más que identificables.

-Kairi: sí –contestó con un orgullo más que justificable.

Preservadora, mi vieja amiga, me había hablado de ella largo y tendido. No les unía la sangre, pero a veces se veía como una abuela embobada cuando contaba sus anécdotas con ella.

***

Claro está, no sólo la invité a pasar, sino que mandé preparar, sobre el kotashu del comedor, un almuerzo para la niña. Yo era una mujer de viejas costumbres y perfecta diplomacia, así que, por mucho que no me agradara aquella visita, debía cumplir como anfitriona.

No obstante, no había forma de saciar a aquella niña.

-Ming-yue: ¿no vas... por el séptimo onigiri? –inquirí, impresionada y molesta.

¡Iba a dejarme sin el arroz de toda una semana!

-Kairi: no lo sé –respondió, más que complacida con aquella comida-, ya he perdido la cuenta.

"Debí esperar que su madre no le habría enseñado modales", pensé, ocultando mi evidente desagrado. Aquellos ojos verdes, lo único que podía relacionarla con Aria, me eran incómodos a la vista.

-Ming-yue: ¿tus padres no saben que te has escapado de casa? –pregunté, mientras ella seguía devorando las bolas de arroz.

-Kairi: claro que no, ¡soy muy sigilosa! –respondió, eufórica-. Ni siquiera hago ruido cuando camino, ¿sabes?

Para ser una simple niña, ya tenía el ego por las nubes.

-Ming-yue: entonces... ¿nadie sabe que estás aquí? –insistí.

Negó con la cabeza, ya que tenía la boca llena de arroz.

"¡Pero tú no significas nada para mí!", recordé aquellas horribles e irrespetuosas palabras de su padre. Incluso... me habían desvelado más de una vez.

Después de haber recibido a Xiao en mi propia casa tantas veces y haber intentado sanar su tormento... él me lo devolvió de aquella cruel forma.

-Ming-yue: ¿quieres ver algo extraordinario, pequeña? –pregunté, activando al instante su intensa curiosidad.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora