Tartaglia
28 de Enero – 9:37 AM
Liyue – Casa de Tartaglia
A una velocidad de vértigo, fui en busca del mejor desayuno que se me ocurrió. No obstante, por si acaso, al final compré varias alternativas de postres con chocolate. Mi intención no era que se los comiera todos, pero pareció entenderlo como un reto cuando se los serví en la mesa.
-Aria: ¿qué tal está Kairi? –preguntó y, al instante, deduje que debía referirse a la niña que vi en su día junto al Cazador de Demonios-. ¿Se ha quedado con Zhongli mientras estabas intentando sacarme de ese sitio?
-Tartaglia: sí... -sentí que debía responder.
-Aria: imagino que Al y Nathaniel estarán también con él –murmuró, casi para sí misma, así que no pude entenderla del todo.
Y se metió un buen trozo de tarta a la boca.
-Aria: no sabía que había una pastelería tan buena cerca de casa –sus ojos verdes brillaban mientras devoraba los distintos pedazos que tenía a su alcance.
"Cerca de casa...", suspiré, al darme cuenta de que ella incluso creía estar en su propio hogar. La alucinación que estaba experimentando era, sin duda alguna, alarmante.
-Tartaglia: hasta que te recuperes, iré a esa pastelería a diario si tanto te gusta –ofrecí, contento al poder complacerla.
-Aria: ¿acaso crees que no puedo cocinar siquiera? –replicó, un poco ofendida.
Coloqué mi mano sobre la suya.
-Tartaglia: poco a poco, Aria. Tienes que darte todo el tiempo que necesites –sermoneé, aunque con notable afectuosidad-. Yo estaré encantado de cuidarte.
Entonces, fue ella quien se ruborizó.
-Aria: ¿desde cuándo te has vuelto tan sentimental? –un nerviosismo palpable la asoló.
Solté varias carcajadas ante aquella tierna imagen.
-Tartaglia: es tu culpa... -sonreí, maravillado con tenerla sentada a mi lado en el comedor.
Y volvió a besarme en un impulso.
Me dejó por unos minutos embobado.
-Tartaglia: será mejor que no hagas eso –rogué, en cuanto pude recuperar el juicio.
-Aria: ¿por qué?
-Tartaglia: porque me volveré de nuevo adicto a ti –dije en un bajo tono de voz-. No tienes ni idea de cuánto...
Me calló con otro beso, y yo ya no pude controlarme más. La saqué de la silla, la cogí en brazos y me la llevé a mi habitación.
***
Quise ser lo más delicado posible. No obstante, incluso ya sobre el colchón, ella siguió provocándome. No tenía casi fuerzas, pero jugaba con mi lengua de forma intensa y salvaje.
Nos volvimos animales en celo y nos devoramos el uno al otro. No hubo zona de su cuello que dejara sin lamer.
Ahora quería arrancar aquel maldito camisón.
-Aria: te necesitaba, Xiao –ni escuchar aquel nombre detuvo mi ya desatada lujuria.
-Tartaglia: ¿seguro que tu cuerpo va a soportarlo? –interrogué, antes de aventurarme por zonas aún más íntimas.
Y su respuesta sí que pudo, en aquella ocasión, devolverme la razón:
-Aria: ahora no me importa.
Paré de saborear su cuello y la miré fijamente.
-Tartaglia: ...Aria... -expresé, preocupado.
-Aria: ¡házmelo, por favor! –suplicó, haciéndome más "difícil" enfriar mi estado.
"Podría herirla", era una posibilidad cada vez más presente en mi mente.
Me aparté de encima suyo y me dejé caer a un lado.
-Aria: ¡Xiao! –gritó, enfurecida, en pleno calentón.
Mi bragueta iba a acabar estallando, pero, por mucho que doliera, no era el momento.
-Aria: ¡¿en serio me vas a dejar así?! –inquirió, con una voz agónica, mientras zarandeaba mi brazo.
Tener al amor de tu vida ansiando sexo a tu lado, era una situación del todo interesante. De aquello a una vida encerrado en un monasterio en pro de la abstinencia sexual, poco me quedaba.
-Tartaglia: cuando estés mejor...
-Aria: ¡estoy bien!
Aproximé una de mis manos hasta su cara y extendí dos dedos.
-Tartaglia: ¿cuántos dedos te estoy mostrando?
Apretó su mirada por unos segundos y no dudó en contestar:
-Aria: ¡cuatro!
Suspiré.
-Tartaglia: no has pasado la prueba –bromeé y le coloqué el brazo por debajo de la cabeza para que se apoyara en él.
Ella me golpeó en el costado, dejándome un poco dolorido.
-Aria: no puedes pasar de follarme varias veces al día a... esto, Xiao –seguía enfadada-. ¡Es cruel!
"Varias veces al día", morí de envidia.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
Hayran KurguCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...