Capítulo 46

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Ming-yue

25 de Enero – 11:12 AM

Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue

Prácticamente, desde que se fueron y pese al horrible dilema que le provoqué, Xiao regresó al sótano y volvió a mantenerse sentado frente al espejo, donde clavaba sus ojos dorados en el cristal. Cualquiera diría que estaba mirando su propio reflejo, pero era evidente que su mirada se veía desesperada por poder traspasar aquella barrera y ver más allá de la misma.

-Ming-yue: llevas ahí toda la mañana –repliqué, ofendida-. ¿Ya has dejado de ser mi súcubo personal?

Él me ignoró por completo. De hecho, sólo tenía para mí una petición que ya me esperaba:

-Xiao: de verdad que necesito ir también a ese lugar, Ming-yue –dijo, frío y serio-. Ya no puedo... esperar más.

"Si supieras que jamás van a regresar...", reí por dentro.

-Ming-yue: no –debía ser de nuevo contundente.

Ambos cruzamos nuestros respectivos brazos.

-Xiao: aparte de esperar a las seis y media, debe haber otra forma de abrir el portal –a veces incluso razonaba con éxito.

-Ming-yue: así es –solté una carcajada.

Quería ver su reacción. Y no me decepcionó: se levantó automáticamente del suelo y se volvió hacia mí con mirada suplicante.

-Xiao: por favor... -rogó con dificultad. No era fácil para un adeptus perder el orgullo de aquella forma, y más aún en su caso. Pero creer que tenía a su hija en mis manos, era suficiente para someterse las veces que hicieran falta.

"Tal vez haya llegado ya la hora de terminar con esto", pensé, cansada ya de aguardar lo inevitable. Hiciera lo que le hiciera, él iba a acabar una y otra vez en las cercanías del siniestro artilugio.

-Ming-yue: puede que la hermosa dueña del espejo –mencioné, refiriéndome a mí misma-, tenga un código secreto para activar y desactivar el portal cuando desee –me recoloqué una de las largas mangas de mi kimono, para que me llegara más allá de la muñeca-. ¿Pero por qué lo iba a compartir contigo?

Él debió prever aquella pregunta, pues parecía tener la respuesta preparada:

-Xiao: ahora todo lo que me importa está ahí dentro –musitó, conteniendo su notable desesperación-. Sabes que haré lo que sea necesario.

Tomé uno de los mechones verdes de su cabello y lo acaricié entre las yemas de mis dedos.

-Ming-yue: ¿crees que te pediré sexo?

-Xiao: hasta ahora, las pistas que hemos logrado han sido por esa vía –contestó, seguro.

Negué con la cabeza.

-Ming-yue: no era el sexo precisamente lo más importante, Xiao –solté aquel mechón, devolviéndolo al resto de su caótico y salvaje cabello-. Lo que quería era humillarte.

Se encogió de hombros.

-Xiao: lo sé –señaló, no muy afectado precisamente por ello-. Y puedes seguir intentándolo si lo deseas, pero por favor...

Y yo fruncí el ceño.

-Ming-yue: ¿no he herido ni una pizca de tu orgullo? –inquirí, enfadada.

-Xiao: ¿herir mi orgullo? –dijo con sarcasmo-. Lo perdí por completo cuando aterroricé a mi propia hija.

***

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora