Capítulo 6

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Zhongli

15 de Enero – 17:09 PM

Liyue – Pantano Dihua - Casa de Aria y Xiao

En el salón, le conté a Barbatos todo lo que sabía de lo sucedido. Pese a estar ahora lejos de la habitación donde estaban los niños, utilicé un bajo tono de voz, cosa que él... no compartió.

-Venti: ¡¿QUÉ?! –gritó, nada más terminar mi historia. ¡Incluso se levantó del sofá!-. ¡¿Recibió un ataque directo, en serio?!

Le hice un gesto para que controlara su agitación y él volvió a tomar asiento a mi lado.

-Zhongli: Albedo está bien, dentro de la gravedad de sus heridas –añadí, en un intento de calmarlo.

Se llevó la mano al pecho.

-Venti: ¡¿Lo sabe Aria?!

-Zhongli: lo sabe y, por supuesto, no reaccionó de buen grado –suspiré-. Cuando regrese, sustituirá a Preservadora y será ella quien lo vigile.

-Venti: ¿cuando regrese de dónde? –replicó de forma infantil-. ¿Ha ido a matar a Xiao?

Lo contemplé con cierto desagrado.

-Zhongli: ha ido a rescatarlo de sí mismo –corregí.

Soltó una carcajada.

-Venti: entonces lo matará más tarde –parecía tener más que claro-. Estamos hablando de que ha atacado a su querido hermanito, Morax –intentó picarme, como de costumbre.

Incluso tras la boda, no dejamos atrás aquella extraña competencia sobre con quién debía quedarse Aria.

-Zhongli: era una pelea justa entre los dos –zanjé, lo más rápido posible.

Él era capaz de turbar mi diplomacia cuando se lo proponía. De hecho, le encantaba hacerlo.

-Venti: hacía tiempo que no te veía tan preocupado –sonreía con aquella malicia que siempre solía ser una mala señal. No obstante, por fortuna, esta vez no había alcohol en las cercanías.

Crucé mis brazos y le aparté la mirada.

-Zhongli: tú también lo estás... -señalé, conteniendo mis nervios por toda aquella frustrante situación.

Borró aquella "sonrisita" de su aniñado rostro y se dejó caer sobre mi hombro.

-Venti: ¿cómo no estarlo? –susurró.

Yo también me sentí en la necesidad de bajar la guardia y volví a observarlo: nuestros ánimos no eran muy distintos. Pese a que yo, continuamente, mantuviera un porte firme y educado, éramos ambos dos bombas de emociones en aquel momento.

Tomó una de mis manos, haciéndome separar mis estoicos brazos.

-Venti: hoy será mejor que durmamos también aquí, ¿no crees? –propuso algo que yo mismo ya había planeado, mientras jugaba con mis dedos enguantados y, sobre todo, con uno de mis anillos-. Para evitar que se maten finalmente y...

-Zhongli: sólo quedaría libre una habitación más –notifiqué.

Estaba la habitación principal (en el segundo piso), la habitación de los niños (en el primer piso), la habitación en la que estaba ahora Albedo (en el piso base) y otra habitación para posibles invitados (en el primer piso). Se podía atisbar algún cuarto más, pero aún no tenía camas preparadas en su interior, ni ningún otro mueble que fuera a hacer agradable conciliar el sueño.

-Venti: vamos a tener que dormir abrazaditos, señorito Morax –volvió a picarme.

Yo pellizqué su rosada mejilla.

-Venti: auch –se quejó y soltó mi mano. Sin embargo, de nuevo su picardía y aquella maléfica sonrisa regresaron-. ¿Acaso te pongo más tenso?

-Zhongli: siempre –respondí con molestia, y no precisamente para elogiarlo. Aunque él lo tomó de aquella forma.

Se deslizó hasta mi regazo, el cual ahora eligió como asiento. Solía apartarlo delicadamente siempre que ejecutaba aquella tonta acción, pero hoy no tenía muchas fuerzas. La mayor parte de mis pensamientos estaban lejos de aquella casa, donde fuese que estuviese Xiao.

Pero fue una mala decisión no alejarlo al instante. Sus coloridos e intensos ojos me asolaron a poca distancia, casi desafiantes, y pude contemplar a aquel "viejo" amigo en toda su plenitud.

"Eres un bardo travieso... y quizá hermoso", pensé sin quererlo, un tanto hipnotizado.

-Venti: si fueras un poco más avispado, hacía siglos que me hubiera lanzado –declaró de pronto, dejándome atónito-. ¡Una pena que seas un frígido! –me sacó la lengua, burlón.

Nunca supe si aquellas frases que a veces pronunciaba, cuando estábamos a solas, iban en serio o sólo quería seguir molestándome. Barbatos hacía realmente difícil poder descifrarlo más allá de aquella tapadera pícara y juguetona.

Y, mientras reía en aquella peligrosa cercanía, yo sentí una extraña furia y tomé su pequeño mentón.

-Venti: ¿Morax? –inquirió, asustado.

Y no supe si fue por aquel remolino emocional que hoy padecía o porque sentí aquel término (frígido) como una grave ofensa, pero acabé besándolo ardientemente mientras seguía sentado sobre mi regazo. Él quedó, completamente, en shock, mientras yo devoraba el interior de su boca con mi lengua.

Algún día... aquellas "bromas" iban a acabar mal. No obstante, tras aquel gesto, supuse que no volvería a pronunciar ninguna más.

-Venti: jo... der... -la fogosa expresión que esbozó cuando terminé aquel raro beso, me dejó impactado. Estando sobrio, esperaba que me golpeara o que, tras varios gritos de los suyos, saliera corriendo como un niño, pero...-. Llevo siglos tirándote los tejos, ¿y es precisamente ahora, en pleno terrible y angustiante momento, cuando caes?

Enmudecí, y esta vez fui yo quien quedó paralizado.

***

Venti

15 de Enero – 17:21 PM

Liyue – Pantano Dihua - Casa de Aria y Xiao

Sin duda, Morax no sólo era una deidad Geo por su poder. Sentí que aquel duro instrumento que portaba, iba a partirme por la mitad en cualquier momento. No era la primera vez, precisamente, que tenía relaciones con otro hombre, pero... aquel fiero dios hacía que mi cuerpo se tensara de forma especial. Por supuesto, siempre me aterrorizó lo tan fuerte que era e incluso, al comienzo, me hizo dudar de si podría enfrentarlo de querer él acechar Mondstadt. No obstante, Morax era muy distinto al resto de Arcontes. Él no sólo era admirable por su magia, sino también por aquel justo y afable espíritu que siempre utilizó para proteger a los que no podían defenderse por sí mismos.

Y no sé cuándo ocurrió, pero, en algún momento de aquel eterno tiempo, pasé de admirarlo a desearlo de una forma más íntima. No obstante, siempre pensé que él nunca estaría interesado en mí. Lo veía más... con mujeres esbeltas y con curvas.

"Aria, tengo muchas ganas de verte, pero ojalá tardes un poco en llegar", deseé, mientras el pelinegro me tenía contra la pared del salón. Mantenía mi pequeño cuerpo sobre sus largos brazos, mientras me penetraba con cierto miedo.

-Zhongli: ¿estás... bien? –temía constantemente romperme.

Disminuyó aún más la velocidad de sus embestidas.

-Venti: ¡no pares, por favor! –gemí, suplicante.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora