Albedo
17 de Enero – 11:07 AM
Liyue – Ciudad
Al final, decidí no contarle aún a Aria que ya no éramos hermanos. La noticia podría precipitar la situación, tal y como sucedió con Xiao. No obstante, ayer, en la cama, perdí un poco los papeles ante la fantasía de al fin dejar atrás toda la represión que por años me había autoimpuesto.
"Albedo, piensa fríamente", me suplicaba. ¡Debía hacer bien las cosas! Y no tirar por tierra lo que al fin había conseguido. No se trataba de acostarme con ella, hecho que sabía que ella "aceptaría" fácilmente, sino de... recuperar su corazón.
-Cuentacuentos: ¡y la bestia se encaró ante el mismísimo Rex Lapis! –narraba, apasionadamente, aquel hombre de túnica morada y gran labia.
Y los niños, expresando una sentida ovación, se emocionaron ante la posible épica batalla que iba a ser descrita.
-Aria: todo el día escuchando historias –bromeó, al mismo tiempo que no apartaba la vista de Kairi y Nathaniel.
Ambos habían conseguido sentarse en las primeras filas de alrededor del cuentacuentos.
-Albedo: cuando sean mayores, podrán crear las suyas propias –sonreí, imaginando cómo sería mi hijo en un futuro lejano.
-Aria: espero que también nos las cuenten todas –deseó, ingenua.
-Albedo: eres su madre, obviamente te ocultarán la mayoría –era una gran verdad.
-Aria: no, no, no... -replicó-. ¡Me aseguraré de saberlo todo!
No pude evitar soltar una carcajada.
Por feroz insistencia de Aria, habíamos ido a Liyue para comprar un pijama para mí. De paso, los niños aprovecharon para llevarnos ante aquel espectáculo.
-Albedo: ¿los vas a interrogar? –también bromeé.
-Aria: ¡oh, por supuesto! –dejó claro-. Y sabes que soy muy insistente.
-Albedo: sin duda –reí.
Entonces, me percaté de que había apartado, por un momento, los ojos de los niños... para contemplarme a mí. Sonrió nada más verme reír, lo que, inevitablemente, me enterneció.
Parecía que, quien se había propuesto enamorar de nuevo al otro, era ella a mí en lugar de al contrario. No obstante... sabía bien que, sencillamente, Aria estaba actuando como de costumbre. Lo único que había cambiado es que yo estaba más sensible a sus gestos.
"¿De verdad me amaría en el pasado?", nunca dejé de preguntarme, pues la confesión que me realizó, hacía ya varios años, fue a diario una constante en mi mente. Por mucho que la rechazara entonces, mi corazón fantaseó innumerables veces con aquel momento.
-Aria: ¿qué estás pensando? –preguntó, al verme ensimismado.
De pronto, fui yo quien se quedó prendado en su rostro.
-Albedo: en lo hermosa que eres –se me escapó.
Se dio un sepulcral silencio, que, de fondo, era constantemente asaltado por las frases del cuentacuentos. No obstante, pese a estar en medio de un espectáculo, no lo hizo menos incómodo.
Ella enmudeció completamente. No sé si fue por el tono que utilicé o por el contenido de mis palabras, pero pareció afectarle bastante mi comentario.
-Aria:... mira quién habla –pronunció al fin, sus ojos verdes brillaban.
***
Aria
17 de Enero – 11:41 AM
Liyue – Tienda El Buen Sueño
-Nathaniel: ¿qué te parece éste, papá? –le enseñó una prenda demasiado veraniega.
"No me importaría vérselo puesto", fantaseé con aquella corta y fina tela en su cuerpo.
-Albedo: quizá con mangas más largas, hijo –matizó, tras fingir considerarlo siquiera.
El pelirrubio pequeño regresó a la zona de pijamas masculinos y analizó cada una de las estanterías. Su hermana no estaba muy lejos, aunque prefirió dirigir su atención a la zona de antifaces.
-Kairi: ¿para qué es esto, mamá? –preguntó, desconcertada-. ¿Acaso hay gente que no puede cerrar los ojos?
Incluso a la dependienta se le escapó una ligera risita, acción que compartí.
-Aria: incluso con los ojos cerrados, a veces la luz traspasa los párpados –traté de explicar lo mejor posible sin soltar más carcajadas-. Con esto lo evitas.
-Kairi: ¿y cerrar las cortinas? –ahondó más en la cuestión.
La curiosidad y meticulosidad de los niños era a veces infinita.
-Aria: también haría el mismo efecto, sí –tuve que responder, teniendo la esperanza de que la trabajadora no se sintiera ofendida por "minusvalorar" su producto.
No obstante, siguió resultándole graciosa la escena. Aquella joven parecía bastante afable.
-Dependienta: hacéis una familia hermosa –comentó, sonriente-. ¿Lleváis mucho tiempo casados?
Estaba claro que se refería a Al y a mí, lo que provocó una interesante tensión.
-Aria: oh no... -carraspeé mi garganta- somos hermanos –fingí una sonrisa, aunque no pude ocultar mi nerviosismo.
Ella pareció sorprenderse.
-Dependienta: vaya... -expresó, pero, rápidamente, una desagradable alegría la colmó y, dejando un poco desatendida su profesionalidad, clavó toda su atención en Al-. No eres de Liyue, ¿verdad? –incluso su tono hacia mi hermano cambió.
Era evidente lo que estaba pasando. Y yo no iba a permitir que ni siquiera iniciara ninguna estúpida intentona.
-Aria: no está disponible –una expresión gélida se esbozó en mi rostro, aunque traté de mantener la sonrisa.
"¿Disponible?", me sorprendí ante el término que yo misma había utilizado. De hecho, sabía que mi hermano, en realidad, estaba soltero. No obstante...
-Dependienta: debí imaginarlo –suspiró.
Al me lanzó una mirada con un claro mensaje: "¿era necesario ser tan directa?" Y yo no pude evitar contestarle también de forma, casi, telepática: "sí, era necesario". Nos conocíamos demasiado, por lo que le llegó sin problema. De hecho, levantó una ceja.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...