Capítulo 72

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Tartaglia

28 de Enero – 7:41 AM

Liyue – Casa de Tartaglia

Lloré, reí... Toqué el cielo, toqué el infierno... Sonreí, agonicé... Sin embargo, pese a la evidente oscuridad de aquella fantasía, lo daría todo por volver a vivirla. Fue una noche extraordinaria, en la que no hicimos más que aferrarnos el uno al otro.

Nos quedamos dormidos en un sentido abrazo que permaneció hasta la mañana siguiente. Una mañana en la que, cuando abrí mis ojos, creí seguir estando dormido.

"¿Cuántas veces, en aquellos años, habría soñado con un momento como aquél?", me pregunté, sin haber podido llevar la cuenta. No obstante, tenía claro que cada día, desde que se marchó, padecí su agónica ausencia.

Besé su frente, la cual tenía ya una temperatura más normalizada. Hecho que me alivió profundamente.

-Tartaglia: buenos días –susurré, pletórico, en cuanto comenzó a desperezarse entre mis brazos.

Y ella volvió a regalarme su sonrisa.

-Aria: ... eres una perdición por las mañanas –incluso había picardía en aquellas palabras-. Y sí –adelantó, antes de dejarme responderla-, también lo sigues siendo el resto del día.

Era evidente que no era a mí a quien hablaba, ni mucho menos a quien miraba. No obstante, me fue inevitable no fantasear con lo imposible:

-Tartaglia: lo dice quien me tiene ahora totalmente hipnotizado –reí, en una felicidad hacía tiempo perdida-. ¿Cómo estás?

Se dio un momento para valorar su estado.

-Aria: creo que la habitación me da vueltas –le costó confesar. A nadie le gustaba hablar de sus debilidades-. Pero de verdad que necesito lavarme. Sudé demasiado y...

Tenía claro lo que debía hacer:

-Tartaglia: te prepararé el baño y te ayudaré a llegar hasta él –aseguró, decidido-. Sólo dame un momento, ¡pero ni se te ocurra moverte de la cama! –fui contundente, pues temía que cayera si se apresuraba a salir de la misma.

Ella rió.

***

Tartaglia

28 de Enero – 8:12 AM

Liyue – Casa de Tartaglia

Estando aún tan débil, darse una ducha podría ser peligroso para ella, así que rellené la bañera. De hecho, cuando la llevé hasta el baño, me di cuenta de que le costaba mantenerse en pie y que, incluso, a veces su mirada se perdía. Era preocupante, pero sólo había descansado una sola noche, por lo que tenía la certeza de que mejoraría en unos días más. Aria... era fuerte. Lo sabía bien.

Todo marchaba bien: el agua estaba a la temperatura correcta y ella había llegado sana y salva hasta el baño.

Entonces, tras sentarla junto a la bañera de piedra, me di cuenta de que tendría que desvestirla. Los curanderos le habían quitado ayer el vestido y la ropa interior, para colocarle un camisón más manejable que se abría por delante, así que no iba a ser una tarea, precisamente, difícil.

Lo que sería difícil: no mirar de más.

De rodillas frente a ella, acerqué mis manos a los botones y mis ojos, inconscientemente, ya clavaron su atención en la prominente forma de su pecho bajo la delgada tela.

"Ajax, contrólate, Ajax, contrólate", pensaba, temiendo aterrorizarla desde el primer día.

Sus pezones destacaban, y mi rubor se hizo mayúsculo. De hecho, debido al nerviosismo de aquella sensual imagen, mis manos quedaron petrificadas ante ella.

-Aria: ¿desde cuándo eres tan tímido, Xiao? –sonrió con picardía y, al ver que no daba el primer paso, ella misma comenzó a retirarse los primeros botones-. Una semana y poco separados... ¿y mi cuerpo vuelve a intimidarte? –le gustó sobremanera aquella idea.

Terminó de desabotonarse todos, y dejó caer el camisón sobre el azulejo.

Raudo, aparté la vista. O no podría mantener el autocontrol.

-Aria: eres tan lindo –rió, ante mi "timidez".

Pero no era timidez... simplemente estaba conteniendo a mi monstruo interno.

La tomé en brazos y la metí en la bañera, con sumo cuidado. Después, me mantuve a su lado, pero sentado a una distancia prudencial y con la mirada aún en otro rincón.

-Aria: ¿no te vas a meter conmigo? –pareció confusa al respecto.

"No... me... digas... eso", aguantaba como podía la compostura.

-Tartaglia: acabas de salir del mismísimo Averno, Aria –le recordé-. No me provoques, por favor.

Metió la cabeza dentro del agua y la sacó, tras unos segundos.

-Aria: sólo estoy un poco mareada –cogió un champú y se lo echó en su ahora mojado cabello castaño-, ¡pero bastante mejor de lo que esperaba!

"Mareada...", solté una carcajada irónica.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora