Capítulo 5

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Venti

15 de Enero – 16:36 PM

Liyue – Pantano Dihua

Pasar el día con mi precioso ahijado había sido toda una maravilla. Además, poco a poco, conseguía desarrollar en él una ferviente pasión por el arco. Tanto su padre como su madre usaban, mayoritariamente, una espada, ¡así que tenía la responsabilidad de enseñarle las inestimables ventajas de mi arma favorita!

No obstante, desde que Albedo me lo confió aquella misma mañana, el tiempo había pasado demasiado deprisa.

"Tengo algo serio de lo que hablar con Aria hoy, ¿puedes cuidarlo?", fue la petición que me realizó. Y, después, añadió que, si no lo encontraba en su casa (como así había sido), debía ir a la de Aria. ¡Yo encantado!

-Venti: tienes que decirle a tu padre que te lo has pasado espectacular con tu querido padrino Venti, ¿sí? –trataba de persuadir al niño que portaba sobre mis hombros, para ganar puntos y que me lo volviera a ceder otro momento... en lugar de a Jean.

Era cierto que yo no parecía muy confiable, ¡pero sabía cómo cuidar a un niño! Y era mucho más divertido que la Maestra Intendente.

"Si hoy ella no hubiera estado hasta arriba de trabajo, no hubiera acudido a mí", hería la realidad en mi alcoholizado corazón.

-Nathaniel: ¡claro que lo he pasado espectacular! –reía, alegre. Sobre su cabello dorado, portaba mi verde gorro. ¡Todo le quedaba bien!

Llegamos a la entrada de la casa con aires festivos y juguetones. Nuestras constantes e intensas carcajadas, con seguridad, habrían llamado ya la atención de aquellos que estuvieran en el interior... ¡pero nadie abrió!

"Tal vez era un asunto serio e... íntimo", sonreí, pícaro, al imaginar a Albedo y Aria estando muy "ocupados". No obstante, sabía bien que, desde aquella boda, los encuentros sexuales entre ellos habían disminuido notablemente. Si no fuera por aquella bendita luna nueva, serían incluso inexistentes.

Di unos golpecitos a la puerta:

-Venti: ¡traigo un lindo paquete! –bromeé en alto, y provoqué una risa más al pequeño.

Quedé un tanto sorprendido cuando atisbé quién giró el pomo al otro lado:

-Zhongli: Barbatos... -su bajo ánimo contrastó con nuestra exuberante alegría.

No era del todo raro que él estuviera en la casa de su protegido, pero... pude percibir al instante que algo malo debió haber ocurrido.

-Venti: ¿Morax? –inquirí, preocupado.

-Nathaniel: ¡hola, señor Zhongli! –saludó amablemente, aún encima de mis hombros.

-Zhongli: Oh... Nathaniel... -pareció tenso al atisbar también su presencia.

Entonces supe que, lo que fuera que había acontecido, no había acabado bien para Albedo.

-Venti: ¿deberíamos venir en otro momento? –manteniendo una sonrisa, lancé con la mirada un mensaje cifrado a la deidad Geo, para que el niño no se percatara también de aquella melancólica atmósfera que desprendía el interior de la casa.

El niño bajó por mi cuerpo y se metió por sí mismo en aquel lugar, quizá ilusionado por volver a ver a su padre.

-Venti: ¡Nathaniel, espera! –corrí detrás de él.

Morax también trató de perseguirlo para capturarlo cuanto antes, lo que engrandeció aún más mi horrible presentimiento.

Sin embargo, fue la garza adeptus la que lo detuvo al salir, rauda, de una de las tantas habitaciones que tenía aquel edificio.

-Preservadora: el hijo del dragón mmm... -murmuró, nada más identificarlo. Sus grandes alas bloquearon por completo al niño-. Tu padre está ahora descansando, será mejor que no lo molestes.

"Uff... al menos estaba vivo", mi nivel de temor disminuyó considerablemente.

-Nathaniel: ¿está durmiendo? –preguntó, inocente.

Y ella asintió con la cabeza.

"Si ella también está aquí... esto es grave", deduje en el acto y clavé una severa mirada a Morax.

-Zhongli: ya hablaremos –prometió.

***

Nathaniel

15 de Enero – 16:42 PM

Liyue – Pantano Dihua - Casa de Aria y Xiao

No me dejaron ver a papá, pero al menos aceptaron que fuera a la habitación de Kairi. Sin embargo, antes de entrar, me advirtieron que ella estaba muy triste. Y, de hecho, la encontré hecha un ovillo bajo la manta. Aquello era un todo un hito, porque odiaba que le pusieran telas encima en la cama.

-Nathaniel: ¿Kairi? –pregunté, un poco asustado por su estado.

Escuché unos bajos sollozos que provenían del ovillo.

-Kairi: ¿qué haces aquí, Nath? –al menos me gustó saber que, pese a su pesar, le alegró saber que estaba a su lado. Intentó presentar un tono de voz lo más cálido posible.

No obstante, no salió de la manta. Y, de no haber estado tan preocupado por ella, el hecho de que me hablara una bola de manta me hubiera resultado gracioso.

-Nath: era hora de regresar con papá y parece que él está aquí –expliqué, tomando asiento sobre el colchón, lo más cerca posible de ella-. ¿Por qué estás tan triste?

Pude ver que llevaba sus manos a donde debía encontrarse su cara.

-Kairi: no estoy triste –mintió torpemente.

Ahogué una risita.

-Nath: ¿entonces por qué no sales de ahí?

-Kairi: no quiero... ver a papá.

Aquella respuesta me desconcertó. Sabía bien lo tan unida que estaba al tío Xiao.

-Nath: ¡¿por qué?!

Trató de controlar sus sollozos y musitó:

-Kairi: no quiero que vea que le tengo miedo.

"¡¿Miedo?!", grité en mi fuero interno. ¡¿Pero qué había pasado?!

Abracé aquel ovillo.

-Nathaniel: ¿su trabajo no era dar miedo por Liyue? –intenté bromear, para levantar su ánimo.

-Kairi: eso... eso no fue por trabajo –respondió a duras penas-. Al fin y al cabo... -pareció mascullar entre dientes- el tío Al no es un enemigo.

Abrí los ojos como platos.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora