Preservadora
25 de Enero – 16:11 PM
Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue
Cuando Rex Lapis me contó lo sucedido, tuve que darme un buen tiempo para procesarlo antes de ir al lugar de los hechos. Sencillamente, al comienzo no pude creerlo.
No obstante, mi corazón era capaz de movilizar mi estupefacto cuerpo. Necesitaba... aquella conversación.
-Preservadora: ¿qué has hecho... Ming-yue?
Me adentré en su habitación, consciente de que me esperaba una sangrienta escena por presenciar. No obstante, incluso estando preparada mentalmente, cuando contemplé su ahora agónico cuerpo... quedé por unos segundos boquiabierta.
El Cazador de Demonios debió torturarla con suma crueldad y frialdad, puesto que, además, se había asegurado de que sobreviviera a sus graves contusiones y fracturados miembros.
Ella ya no podía mover ni una sola de sus extremidades. Yacía sobre el futón, con un kimono interno sudado y ensangrentado... pero su consciencia y voz estaban intactas. Tal vez era lo único que le interesa preservar a Xiao, mientras seguía intentando conseguir abrir el portal.
-Ming-yue: ya no podré llamarte amiga –sollozó, con la mirada vacía.
Yo lo tenía claro:
-Preservadora: no, ya no podrás –sentencié, y traté de contener mi propia furia. Al fin y al cabo, ya había recibido parte de su castigo. Y sabía bien que yo no podría hacerle más daño de lo que Xiao le había hecho, y no me refería solamente a su estado físico. Ahora Ming-yue era odiada por la persona que ella más admiraba y amaba-. ¿Por qué no le diste el código?
La deidad Geo me había comentado que el código era una mentira, pero yo conocía a aquella mujer y era consciente de que no lo era. Aquel código existía, tal y como ella había asegurado en un principio, pero me suponía el motivo de su silencio:
-Ming-yue: no pienso permitir que él también vaya allí y muera, Preservadora.
No podía estar más de acuerdo con ella. Ya se habían dado suficientes pérdidas.
-Preservadora: al menos tomaste una buena decisión, de entre todas las abominables que elegiste –sostuve y tuve que darme un tiempo más para no caer en la melancolía-. ¿Por qué lo has hecho? –era la pregunta principal.
Intentó al menos mover su cabeza a un lado, sin embargo, sus tendones no le respondían.
-Ming-yue: él me dijo que no significaba nada y... -suspiró- enloquecí.
-Preservadora: hirió tu preciado orgullo, ¿eh? –era inadmisible que fuera aquel el motivo, no obstante, tampoco me sorprendía del todo.
Ella había sido una gran amiga, pero todos teníamos nuestra oscuridad. La suya... era mucho más grande de lo que nunca podría haber imaginado siquiera.
-Preservadora: ojalá tengas una muerte lenta y dolorosa –dictaminé, sin darle el gusto de verme llorar.
-Ming-yue: él se encargará de que así sea –sonrió de forma extraña.
"Lo sé", pensé, aliviada y destrozada al mismo tiempo.
***
Nathaniel
25 de Enero – 16:11 PM
Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue
De forma suave y edulcorada, Venti intentó explicarme que mis padres y mi hermana habían acabado en un horrible lugar. Sin embargo, no había "forma suave y edulcorada" de decirle a un niño que, probablemente, buena parte de su familia quizá no regresaría jamás. De hecho, intentó aguantar las lágrimas mientras hablaba y me abrazaba, pero estaba, más que visiblemente, destrozado.
Yo sólo fruncí el ceño, y me fui a corretear por los jardines cercanos.
No tardé en encontrar al tío Xiao, sentado, bajo un árbol. Parecía estar en un misterioso estado meditativo, con los ojos cerrados.
Aún así, pese a lo mucho que temía que mi acercamiento fuera a molestarlo, tuve que hacerlo.
-Nathaniel: tío –llamé su atención, tomando asiento a su lado.
Abrió sus dorados ojos, los cuales mostraban signos evidentes de haber llorado intensamente. No obstante, incluso en aquel momento de vulnerabilidad, su mirada seguía siendo igual de intimidante.
-Xiao: tú... -susurró y apretó sus facciones-. Precisamente tú...
-Nathaniel: ¿yo? –expresé, confuso.
Su afilada lengua estaba ahora desatada:
-Xiao: precisamente tú eres el único que ha quedado a este lado del espejo –su molestia al respecto era palpable.
Por primera vez, su crueldad no me hirió. Sabía... lo tanto que estaba sufriendo. De hecho, no podía escuchar otra cosa que su corazón agonizante, pidiendo a gritos que aquella pesadilla concluyera.
-Nathaniel: yo tampoco creo que estén muertos.
Intentó soltar una risita irónica, pero fue incapaz dada sus escasas fuerzas actuales.
-Xiao: ¿qué demonios vas a saber tú? –replicó, una vez más, desde su tristeza.
Entonces, contemplé de frente al peligro, y volví a levantarme para tomar asiento sobre sus piernas.
Tenía que mirarlo, directamente, a los ojos y poner en práctica lo que, en su día, yo aconsejé a mi abuelo:
-Nathaniel: siento no haber detenido a Kairi, tío Xiao –confesé al fin aquello que tanto me carcomía.
Y él torció sus labios.
-Xiao: ¿Qué estás... ? –no pudo ni terminar la frase, debido una súbita conmoción que no pude descifrar-. Yo... -apretó sus brazos sobre su cuerpo-. Yo soy que el que no debió marchar en un principio...
Posé una de mis pequeñas manos en su guantelete.
-Nathaniel: Kairi te extrañaba muchísimo –declaré en alto, rompiendo lo que quedaba de su compostura-. Incluso, tras lo que pasó, seguías siendo su querido héroe.
Pude ver cómo una lágrima se resbaló por su firme mejilla.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanficCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...