Aria
15 de Enero – 18:01 PM
Liyue – Pantano Dihua - Casa de Aria y Xiao
Xiao se encerró en nuestra habitación nada más llegar a nuestro hogar. Su humor había mejorado, pero la horrible culpa no había desaparecido de su corazón. No obstante, pese a ello, ahora que estaba más o menos estable, sabía con quién debía (y también quería) estar.
Tras dejar atrás el recibidor, me dirigí hacia la habitación donde sabía que estaban atendiendo a Al.
-Venti: ¡Oh, Aria! –salió mi amigo del salón, aunque había un extraño nerviosismo en su voz. Imaginé que se debía a todo lo sucedido, y que había acabado también en casa porque mi hermano le habría confiado a Nath-. Ya estás en casa –sonrió, alegre.
Tras un breve minuto, Zhongli hizo también su aparición.
"¿No están... un poco despeinados?", comencé a sospechar otros raros sucesos, pero los descarté al instante, ya que no veía al pelinegro teniendo ningún acto sexual. Y menos en casa ajena. Era demasiado diplomático como para hacer algo así. "Tal vez estaban dormidos", deduje con mayor raciocinio.
La deidad Geo carraspeó su garganta.
-Zhongli: todo ha estado en calma en tu ausencia, Aria –informó, dándome un pequeño alegrón.
-Aria: es bueno escucharlo –reí, un tanto nerviosa también-. ¿Queréis que os prepare la habitación cercana a los niños? –ofrecí, como una forma de agradecerles todo su apoyo-. Zhongli, quizá podrías dormir con Xiao. Está mejor, pero le vendría bien tu compañía –era una buena idea, ya que no había más camas disponibles-. Esta noche, yo estaré vigilando a Al.
-Zhongli: ya nos encargamos nosotros del resto –declaró, amable y educado, como de costumbre-. Ve con tu hermano.
-Venti: me encantaría interrogarte –soltó una carcajada-, pero sé que ahora querrás estar a su lado cuanto antes.
No se equivocaba. De hecho, nunca solía hacerlo. Era mi mejor amigo y me conocía bien.
***
Agradecí inmensamente a Preservadora haber estado velando por mi hermano hasta mi regreso y, tras asegurarle que el adeptus estaba mejor, marchó a su montaña. No le gustaba estar lejos de su territorio.
-Aria: al fin puedo estar contigo, Al... -comenté, adentrándome con cuidado en la cama por temor a removerlo en demasía.
Me tumbé de perfil, frente a él. Y, en un arrebato, le otorgué un leve beso en su frente.
-Aria: gracias por haberla salvado –necesitaba pronunciar cuanto antes, aunque se lo repetiría cuando estuviese consciente. Y puede que más de una vez, pues, ya no sólo le debía mi vida de tantas ocasiones que me había rescatado de oscuras circunstancias, sino ahora algo mucho más importante.
Había protegido a mi hija.
Volví la cabeza hacia su copia, quien, de pie y en completo silencio, nos observaba, permanentemente, desde un rincón de la habitación.
-Aria: ¿sabes cómo está? –pregunté, preocupada.
Era extraño preguntar a un "Al" sobre Al, pero así era mi vida de "emocionante".
-Copia de Albedo: despertará en unos días como muy tarde –informó, con una ambivalente seriedad. Aquel ser, desde mi aparición, se debatía entre la exhibición de un porte firme o de un porte más... pícaro.
Su imagen (especialmente aquellos ojos rojos) me seguía provocando húmedos recuerdos pese al paso de los años, así que, rápidamente, regresé la mirada a mi hermano. Lo que menos convenía ahora era que yo también perdiera la cabeza.
"Te ves tan guapo cuando duermes...", hacía tiempo que no lo veía de aquella forma. Aunque la escena sería mucho más agradable, si no tuviera aquellas vendas por todo su torso.
Preocupada por su temperatura (ya que no tenía ropa en la parte superior de su cuerpo), lo cubrí aún más con la manta y aparté un mechón de su rubio flequillo del rostro.
"Estaría mirándote toda la noche", sabía bien. No obstante, temía quedarme también dormida por la comodidad que me transmitía, así que, al final, decidí salir de la cama. Cogí la silla de un escritorio de la estancia y la acerqué al borde la cama.
-Aria: bien, te tendré bien vigilado, hermanito –bromeé, fantaseando con la idea de que pudiera escucharme.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...