Semanas despues...
___.Estos últimos días me he sentido mal hablando de salud, no lo he comentado ni con mi familia ni mucho menos con Rodolfo porque no quiero preocuparlos de más, no duro mucho con el malestar, los mareos se van pero siento que tiene algo que ver porque no estoy comiendo bien tengo nervios a vomitar lo único que mantiene mi energía por las mañanas es el café. Siempre que termino de entrenar me quedo un poco a reposar cuando antes me voy directo a los vestidores, me canso muy rápido y mi condición ya no es la misma como antes.
Hoy toco entrenar con el sol y el calor no es una combinación que todos quisieramos, ya no daba para más, pero soy tan testaruda que no me voy sin terminar el entrenamiento.
-¿Estas bien?-preguntó Becerra una vez que pasé corriendo frente a él. Levanté mi pulgar dandole a entender que todo estaba bien. Después de eso baje mi ritmo y trotaba al punto que mis compañeras me alcanzaban.
-Tu puedes ___-Mariana mostraba su apoyo aplaudiendome.
-Venga ___, yo te ayudo-Daniela tomó mi mano y me jalo hacia ella-Falta poco, una ultima vuelta y ya, ___...-el sonido de su voz era lejana y mi visión se volvía borrosa, mis piernas ya no respondieron y desde todo se volvio oscuro.
Al abrir los ojos no había nadie, solo era yo de pie en medio de la cancha. Segundos despúes escuché la risa de una pequeña, voltee a mis lados y ahí estaba corriendo mientras extendía sus brazos, su cabello ondulado y oscuro hasta los hombros con un pequeño moño azul, vestido largo casual y zapatillas blancas, no distinguía al hombre que la alzaba mientras daba vueltas.
-Es muy linda-dijo llegando junto a mi lado, su voz me estremeció y al darme cuenta que era él logré calmarme-Identica a ti y un poco de mí-sonrió. Caí en cuenta que hablaba de nuestra hija.
-¿Quién és el?-pregunté curiosa y al mismo tiempo el hombre volteo y alzó su mano saludandonos, acto seguido camina hacia nosotros con la pequeña en mano.
-Nuestra princesa lo adora, no le digas a Güero ni a Brizuela, ni a mi hermano pero es su tío favorito. Al final de todo nunca fue el malo-sonreí sin entender y una vez que nos vimos frente a frente mi sonrisa desapareció.
-Pero tu ya no estas en mi vida-dije desconcertada y traté de ver a la pequeña pero mi visión se distorsionaba, el olor a alcohol se volvía fuerte.
-¿Estas bien amor? ¿Qué te pasa?-siento como Rodolfo toma mis muñecas-Erick llevate a Valentina-mi presión sanguínea disminuye, por lo que el ritmo cardíaco baja su velocidad y pierdo conciencia.
-Ya esta despertando, ___ ¿Me escuchas?-parpadee más de dos veces y enfoqué mi atención en la doctora, quien sostenía mis muñecas suavemente.
-Si-fue lo unico que dije mientras pensaba en lo que acabo de soñar.
-¿Cuántos años tienes?-hizo el protocolo de orientación en persona, tiempo y espacio.
-22.
-¿Que día es?-hacía apuntes en su tabla.
-Miércoles-dije mirandola pero sin prestar atención.
-¿Dónde estas?-me mira a través de sus lentes.
-En el barrial.
-Bien ¿Desayunaste ___?
-Sí, mi café de todos los días-alcé los hombros.
-¿Solo eso?-pregunto y yo asentí.
-Te vamos a mandar hacer unos analisis, los resultados tardaran de uno o dos días hábiles, es probable que no juegues este partido-mantuvo la seriedad.
-Pero estoy bien, solo se me bajo la presión, no desayune como debe de ser pero eso es todo-dije preocupada por poner en peligro mi lugar en la jornada.
-¿Qué dices Roberto?-mira al técnico y él mantiene su mirada en mí.
-Me siento bien, en verdad, mañana estaré mucho mejor-traté de convencerlo un poco.
-Esta bien, mañana dependiendo del entrenamiento veré si juegas o no. Estas consciente que no debería arriesgarte así pero confío en ti.
-Gracias-ofrecí una sincera sonrisa.
-De todos modos tendrás que realizarte los análisis de sangre, para estar más tranquilos-dijo por último la doctora y ambos salieron dejandome sola en la habitación.
-Valentina-susurre sin dejar de ver el suelo y juguetar con mis pies que colgaban de la camilla. Que bonito nombre.
-¿Qué fue lo que pasó?-llegó un poco exaltado pero al verme se tranquilizo. Acto seguido me abraza-Me encontré a tu entrenador en la salida y me dijo que te desmayaste.
-No desayune muy bien que digamos y se me bajo la presión, pero ya me siento mejor-mostré mi dentadura.
-¿Te hicieron análisis o algo?-preguntó compasivo sin alejarse de mí quedando a pocos centímetros a lo que yo negué con la cabeza-Mañana te acompaño hacer los análisis para descartar cualquier cosa, ¿Esta bien?-depositó un beso suave en mi frente y pase mis manos por su espalda para recargar mi cabeza en su pecho.
Me dio una pesima sensación de nauseas, con mi mano lo empujo de su pecho sin ser brusca e inmediatamente corro al baño y cierro la puerta-Vida, ¿Qué fue?-intentó abrir la puerta mientras yo me concentraba en vomitar. Lave mi boca solo con agua mientras en lo que voy por mi pasta de dientes.
Abro la puerta y lo encuentro esperando respuesta-Tu perfume, te pusiste demasiado-dije con desagrado.
-Pero no me puse perfume amor, sabes que cuando vengo a entrenamiento no uso-dijo siendo un poco burlón.
-Pero hasta aca respiro tu perfume-dije tan segura y él caminaba detrás de mí. Tomé mis cosas con la necesidad de lavar mi boca bien. Rodolfo se recargo en el marco viendome muy pensativo por el espejo-¿Qué piensas?.
-No, es una locura, olvidalo-negó con la cabeza y yo entre cerre los ojos-Mañana paso por ti, te amo-se acerca a mis labios para depositar un beso largo.
-Ya, ya, tienes que ir a entrenar-dije divertida. Veo como se va alejando y mi celular suena, tenía una llamada entrante de Isaac-Desde que eres papá olvidas a la única amiga que tienes-escuché su risa.
-Algún día me entenderás que tu vida ya no la controlas tú si no tus hijos-su pequeña risa se hizo presente-Por fin haré la reunión para presentar a Ivanna a mi familia y por supuesto no puedes faltar. He estado pensando mucho como hacerlo pero necesito tu ayuda para saber que decir y eres buenisíma para la decoración, por favor cachetes.
-¿Tienes donde apuntar?.
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MILLION REASONS
RandomHay un juez llamado tiempo y el pondrá todo en su lugar. Ella tiene un millón de razones para irse, pero sólo necesita una para quedarse.