Capítulo 82. "Hoy no quiero ser fuerte"

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Despierto y lo primero que mis ojos ven es a Rodolfo dormido en el sillón con una manta, agradezco mucho que el equipo le haya permitido estar conmigo en estos momentos pero le he insistido que no deje su trabajo a un lado por mí, que estaré bien, pero él sabe que no lo estaré y estoy mintiendo con una sonrisa forzada.

Mientras él duerme decido salir de la camilla y estirarme un poco y eso depende si puedo, no me esfuerzo tanto debido a la operación pero me hacía falta levantarme de ahí, odio los hospitales, su olor a medicamentos y el silencio que se genera.

EL celular de él sonó y era la alarma, de golpe abre los ojos y con mucha prisa intenta silenciarla yo parada cerca de la puerta comienzo a reír.

-Oh ya estas despierta-dio un suspiro de alivio-Pero amor ¿Qué haces?, tienes que descansar.

-Ya descansé lo suficiente, solo quiero irme a casa-me senté en la camilla viendo como mis pies no tocaban el suelo.

-Buscaré al doctor y veremos que se puede hacer, ¿esta bien?-se acerca y deposita un beso en mi frente para después besar mis labios, acto seguido cruza la puerta y me quedo sola.

Con una decisión en mi mente que no deja de rondar desde en la noche camino por toda la habitación concentrandome en mis pies y cada que lo pienso estoy más segura de mi decisión.

-Amor, hay alguien que quiere verte-su voz me sacó de mis pensamientos y me gire con la esperanza que fuera a quien yo esperaba, pero solo era..ella. Mi expresión se desvaneció y me acerqué a saludarla.

-Hola, Fabiana-regalé una sonrisa de lado.

-Perdón, interrumpí-con mucha pena sonríe.

-No, claro que no, disculpame solo quiero irme de aquí, te agradezco que vinieras-dije para despúes abrazarla.

-Buenas noticias, hoy al medio día nos vamos-habló el barbón de mi novio.

Mis papás hicieron el favor de traerme un cambio de ropa, Fabiana e Isaac se fueron antes para ir al hotel por su pequeña maleta ya que solo se quedaran dos días más en casa con Rodolfo, quien amigablemente les pidió que se quedaran. Uriel fue por el auto hasta el estadio, Rodolfo se quedo con mis papás en sala de espera y yo termine de arreglarme, Laura y el señor Rodolfo estuvieron acompañandome en la habitación mientras esperabamos que me dieran de alta. Me sentí muy abrazada por ambos, me hicieron ver las cosas de distinta manera y que lo que estoy por hacer proximamente es lo correcto para mí.

-Sea cual sea tu decisión, estamos aquí apoyandote-dijo Laura tomando mis manos.

-¿Ya lista para irnos?-entra con una sonrisa apesar de no estar bien descansado, toma la iniciativa para ayudarme con la mochila.

Primero salieron mis padres junto con los de Rodolfo quienes llevaban los detalles que me regalaron y enfrentar al pequeño montón lleno de camaras, detrás de ellos los seguiamos nosotros y al final Uriel que se tomo muy enserio su papel de guardaespaldas.

-___ nos puedes regalar unos minutos, por favor-de la mejor manera me lo han pedido y decidí corresponder. Miro a Rodolfo para asentir la cabeza y decirle que todo esta bien, los hermanos Pizarro se mantuvieron cerca de mí-Lamentamos mucho lo sucedido y esperamos que te encuentres muy bien, ___ sabemos que se necesita mucha fuerza para volver a tus actividades ¿Cuánto tiempo esperaremos para tenerte de vuelta?.

-Bueno depende de la directiva, si vuelvo mañana, en una semana, el tiempo que sea necesario regresaré fuerte y con muchas ganas de seguir entregandome a los colores-ofrecí una sonrisa sin despegar mis labios.

-¿Esto que pasó impedirá que sigas jugando futbol?-seguido coloca el microfono frente a mí.

-No me iré sin darles un título, lo aprendí de él-señale a Rodolfo quien seguido soltó una pequeña risa.

Intentaron hacerle preguntas a Rodolfo pero él sabe como evadirlas, por fortuna salimos del montón y logramos entrar al auto.

...

Ese día comimos todos en casa de mis papás, por supuesto nos acompañaron Fabiana e Isaac, me encontraba bien, no miento cuando digo que disfrute de la compañía pero cuando se fueron sentí la necesidad de encerrarme en mi habitación, les pedí a mis papás que no me hablaran para la cena, solo quiero dormir, hoy no quiero ser fuerte. A pesar de ello mis padres nunca dejaron de estar al pendiente.

Ni siquiera he tomado mi celular a este paso ya ni tendrá batería, las cortinas se han mantenido cerradas todo este tiempo, luces apagadas, el reflejo de la luz de la luna por las noches, salgo de mi habitación solo para desayunar, comer, cenar e ir al baño. Lo único que me ha mantenido activa son las tareas de mi carrera. Rodolfo viene dos veces por semana, dice que entiende mi espacio y que estara tranquilo si yo se lo pido.

La directiva me dio la opción de volver cuando me sienta lista, han pasado dos semanas, ya no lloro seguido como los primeros días, ahora mi tiempo se basa en darle vueltas a la decisión una y otra vez pero siempre termino eligiendola.

-Hija...___ vinieron a verte-mi madre dio dos golpes a la puerta, me asegure de ver el calendario que estamos en el día correcto, hoy no veo a Rodolfo y he prohibido las visitas.

-¿Quién?-dije concentrada desde el escritorio mientras hacia apuntes.

-Yo-dejo de escribir y giro mi silla para verlo a unos cuantos pasos de mí-Por favor no pidas que me vaya, no cuando vengo desde Eindhoven-bajo la mirada y yo sonrío orgullosa.

-Tardaste mucho-me lanzo contra él para abrazarlo y recibir la misma acción.

-Hicimos una promesa hace dos años y aquí estoy cumpliendola.

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