Vigésima novena parte.

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Abrió sus ojos desorientada y se estiró como gatita en medio de unas sábanas que desconocía pero que eran bastante cómodas.

No recordó cuando se durmió pero si sabía que estaba demasiado cansada, la noche anterior no había dormido absolutamente nada y simplemente se dejó ganar del cansancio. Sus ojos le ardían por la falta de sueño y su cuerpo se sentía pesado, en serio aquella siesta le hizo bien.

Se sentó en la cama y se desarropó observando la habitación, que para su sorpresa era absolutamente iluminada, todo lo contrario a Damon. Las ventanas eran amplias, las cortinas blancas y las paredes de un color crema claro. La lamparas de pared que se distribuían en toda la habitación e iluminaban con un color amarillento y brillante.

Las sábanas que la cubrían eran blancas y el dosel de la cama beige. Todo aquello le sorprendía, y estaba tan absorta en su sorpresa que no vio al Damon sin camisa sentado en un sillón tecleando en su portátil de espaldas a ella.

Tenía mucha pecas que se distribuían por su piel blanca y uno que otro lunar. Su cabello contrastaba tan bien con su piel que Allyson tuvo que exhalar lentamente al verlo de esa forma. Damon se revolvió su cabello oscuro y lanzó un gemido de frustración, cerró su ordenador y de repente giró hacia Allyson para ver si seguía dormido, y sonrió.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí, mirándome?– dijo, Allyson se quedó en silencio. Era la primera vez que veía a Damon sin camisa.

Y debía admitir que se veía comestible, tentador y atrayente.

- No te estaba mirando- mintió, porque no lo iba a admitir. Damon sonrió y decidió dejarlo pasar, porque sabía que si la contradecía iban a durar toda la noche.

– Como digas- dijo parándose, Allyson tuvo que mirar a otro lado, porque en serio, Damon era tentador. Se removió incómoda, la vista que le daba Damon de pie era demasiado provocativa. Estaba vestido solo con un bóxer gris que marcaba todo. Y su abdomen estaba perfectamente cincelado por algún artista talentoso. Su cuerpo no eran tan musculoso, pero tampoco carecía de ellos, era delgado y muy pálido.

Allyson enarcó sus cejas un tanto anonadada, al ver aquel tatuaje que se perdía debajo de su ropa interior, era rojo, con un poco de negro. Logró ver desde la cama que aquel tatuaje tenía escamas, cómo de dragón o serpiente. El tatuaje desapareció cuando Damon se cubrió con una bata negra y caminó hacia la puerta.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora