Septuagésima parte.

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- Escúchame bien, Allyson- siseó en voz baja- Tu actitud me está molestando porque he sido sincero contigo, me atacas sin razón y eso no me gusta- negó y chasqueó su lengua- Tenía amantes, sí- alzó sus cejas dejándole en claro que no solo era una- Pero, ya no. Fui cortando contacto con ellas según averiguaba más de ti, porque me aburrían, solo quedaba Amelia.- habló. La molestia se manifestaba en su voz ronca y arrastrada- Amelia era la única que me entretenía luego de que te metiste bajo mi piel- aquello picó en el pecho de Allyson. Celos. Eran celos- ¿Sabes por qué? Porque me recordaba a ti, maldita sea- sus labios y sus cejas se fruncieron levemente. Allyson nunca había visto a Damon molesto, lo cual le provocaba un sentimiento inexplicable, mas no desagradable- Porque era rubia y pícara, coqueta, ambiciosa y determinada, por eso me recordaba a ti. Me consolaba, me entretenía para no volverme loco, no totalmente- negó levemente, dejándole saber que él admitía que estaba un poco loco- Pero no me satisfacía.

Allyson exhaló sin saber qué decir- Joder, Allyson- gruñó con coraje- De solo pensar en ti me ponía como una bestia, me pongo como una bestia y tu maldita actitud irracional me vuelven errático y ansioso. ¿Y sabes de qué me dan ganas tu maldita actitud?- la rubia solo pudo sostenerle la mirada y negó queriendo saber- Me dan ganas de azotarte hasta que supliques que pare y follarte hasta que te vuelvas gelatina y al otro día no puedas caminar- su voz se volvió más baja según iba diciendo aquello. Una exhalación salió de ella cuando el latigazo de placer la asaltó al escuchar aquello. Lo que él había dicho le quitó el enojo de forma inmediata.

Damon notó el cambio en los ojos de la rubia, los cuales eran muy expresivos. Alzó su brazo para quitarle el cojín que la rubia usaba como protector, esta se rehusó a dárselo, pero Damon insistió y ella no tuvo más opción que soltarlo. El hombre arrojó el cojín hacia el otro sofá y con ambas manos haló a Ally hacia él y la levantó para colocarla en su regazo.

El vestido de la rubia se alzó hasta arremolinarse casi hasta su cintura y Damon miró hacia abajo para apreciar las braguitas que Ally traía. Cuando volvió sus ojos a los de ella, la rubia pudo notar como sus orbes se tornaban oscuras de deseo, pero aún conservando el enojo que ella le había provocado. Su trasero quedó descubierto, así que se removió para tratar de bajar su vestido. Sin embargo, Damon la detuvo- Te recomiendo que no hagas eso- dijo y Allyson pudo sentir por qué. Él ya tenía una erección y al ella removerse habían encajado más, hasta poder sentir el calor que emanaban ambos sexos.

Damon llevó las manos hasta su trasero y lo amasó con fiereza, mirándola fijamente. Allyson no podía apartar sus ojos de los de él, estaba hipnotizada. Se había olvidado de todo y solo pensaba en una sola cosa:

Que él la volviera loca de placer, tal como lo hizo en la oficina.

Abrió su boca para decírselo, pero una risita proveniente del pasillo la detuvo, provocándole una sonrisa- En serio lamento interrumpir- se disculpó Maya- Pero solo quería avisar que me retiro- Allyson y Damon la escuchaban, pero no la miraban, solo se miraban el uno al otro- Dejé mi numero anotado en una libreta que vi en el estante al final del pasillo. Llámame para lo que prometiste- le recordó- Hasta mañana- abrió la puerta sin borrar su sonrisa de diversión- Diviértanse- lanzó otra risita y cerró la puerta.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora