Cuadragésima novena parte.

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La pobre chica se encontraba en silencio, sin dar crédito a lo que escuchaba.

¿De verdad aquel hombre tan atractivo y enigmático le estaba admitiendo que estaba obsesionado con ella y que era capaz de hacer lo posible para estar a su lado?

La verdad en ese momento no sabía que decir o que admitir, porque su corazón latía con vehemencia de temor y emoción a la vez. Y no sabía qué hacer... si dejar las reservas que tenía con Damon por sus malas experiencias pasadas o seguir con ellas porque no estaba segura si lo que él decía lo decía solo para tenerla a su merced y hacer lo que se le pegara la gana con ella. Así que, lo miró a los ojos, tratando de ver la sinceridad en ellos par así dar el siguiente paso, y lo que vio en ellos le confirmó que lo que Damon decía era cierto.

- Dime algo, Allyson- habló luego de minutos de silencio- Dime que todo lo que he hecho me ha dado el privilegio de que seas mía- la respiración de Allyson se cortó al sentir el tono de voz de Damon al pronunciar lo último- Dime que tendré el privilegio de hacerte mía y tocarte como he fantaseado desde la primera vez que te vi.

- A la mierda- susurró en un gruñido la rubia antes de acercarse al pelinegro y tomarlo de la corbata para tenerlo a su altura- A la mierda todo- le dijo cerca de su rostro para luego pegar su sus labios a los de él y besarlo con urgencia, necesidad y excitación. Con emoción y algo más que no sabía explicar por si sola. Trazó el beso por unos segundos, pero Damon, siendo el dominante que era, cambió el ritmo y la besó a su manera. Allyson suspiró en sus labios y sintió como su interior se contraía, mientras las manos de él abarcan su cintura, calentando no solo esa área sino todo su cuerpo. Por donde tocaba Damon, solo con un roce, se sentía como si la lava de un volcán pasara por esa zona. Sus labios se despegaron, a cuestas, porque los pulmones ardían por oxigeno, por lo que, mientras ambos recuperaban el aliento, Damon tomó el mentón de Allyson para mirarla fijamente a los ojos. Ally tuvo que pestañear porque la pasión que irradian los orbes de Damon era demasiada para sus terminaciones nerviosas que poco a poco se volvían añicos. Su otra mano libre, acercó a la chica lo suficiente para que pudiera sentir esa parte de él, demostrándole cuanto le gustaba ser besado por ella.

Los labios de la chica se entreabrieron en un gemido silencioso cuando fue presionada lo suficiente para sentir su miembro en todo su esplendor y el calor que este emana aún por encima de la ropa. Las manos de Damon abandonaron su rostro y cintura para tomar su pelo y deshacer la coleta, soltándolo hasta hacer que las hebras doradas cubrieran sus facciones como una cortina. Allyson suspiró por el tirón sin cuidado que le hizo el hombre en su cabello y lo miró fulminante. Damon le sonrió de lado, con su típica mueca traviesa y la arrastró hasta el mueble más grande de la sala, pero se lo pensó mejor y la colocó encima de la mesa mediana que se encontraba en el centro para poder hacer lo que tenía en mente. La rubia quedó levemente acostada y Damon se agachó y abrió las largas piernas de Allyson hasta quedar entre ellas. Hizo una leve embestida que fue respondida por las piernas de Ally que lo sujetaron como una trampa para osos. La chica volcó sus ojos, sintiendo el calor adueñarse completamente de ella y volverla un manojo de nervios y hormonas revoltosas, su interior se contrajo hambriento y sintió como la humedad se esparcía- ¿Qué pretendes?- cuestionó sin aliento cuando Damon arrastró el escote de su vestido hasta que sus pechos cubiertos por el sostén que había mandado a comprar para ella se apreciaron. Amó el color lila oscuro de la tela de encaje que dejaba ver un poco el hermoso pezón rosa que se puso como piedra. Su boca se hizo agua al verlo, por lo que bajó la tela y se llevó a la boca, para saborearlo con rudeza y tirar levemente de él, sacándole una grosería a la rubia. Él sonrió volviendo a tirar y succionar, demostrándole que le gustaba verla retorcerse por lo que él le hacía, lo soltó para tomar el siguiente y hacer lo mismo, dándose cuenta de que esa era la zona más sensible de la rubia y que al parecer a ella le gustaba demasiado verlo con su pezón en la boca, saboreándolo como si fuera un caramelo.

- Pretendo volverte loca- susurró ronco.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora