Quincuagésima tercera parte

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- ¡Ah!- Ally no pudo retener el gemido que salió con potencia de su garganta cuando fue penetrada con furia y directamente hasta el fondo. Estaba tan mojada que la polla de Damon resbaló sin problema hasta el fondo, provocándole que alejara un poco sus caderas, porque era muy grande y llegaba a lugares que ni sabía que tenía.

Tuvo que respirar profundo cuando él lo sacó y se quedó varios segundos jugando en su entrada, haciendo que refunfuñara silenciosamente, mas fue deliberadamente ignorada. Tal cosa la frustraba y la excitaba demasiado, la ponía más resbaladiza de lo normal- Damon...- gimió en protesta, la potente embestida que recibió le dio a entender que a él le gustaba escuchar su nombre en gemidos- Por favor, por favor...- rogó, sin importarle parecer desesperada. No era momento para pensar en ello, más tarde sería, cuando obtuviera lo que quería.- Solo haz que me corra, no lo soporto más- reconoció casi con las lagrimas saltado de sus ojos. Estaba sensible, excitada y frustrada. Y ni siquiera sabía cuanto tiempo llevaban ambos allí adentro, con alguien probablemente buscándolos en toda la empresa.

- Shh, calma, te daré lo que quieres- dijo, prometiéndose volver a tener lo más pronto posible otro encuentro como aquél, porque tenía que disfrutarla como era debido. Quería saborearla de pies a cabeza, hacerla gemir sin temor a que alguien interrumpiera y quería hacerla el amor, no simplemente follarla duro como lo estaba haciendo en ese momento. La necesidad de correrse y verla correrse le corría entre las venas.

Aumentó la velocidad de sus embestidas, sintiendo como el calor familiar del orgasmo se alojaba en su cadera y poco a poco bajaba hasta su polla. El interior de Ally se contrajo una y otras vez, y en un nanosegundo la polla de Damon se sacudió corriéndose y la entrada de Ally se volvió frenética, corriéndose junto con Damon. Ambos respiraron frenéticos, con sus pechos agitados y con el sudor corriendo en sus espaldas.

El clímax que ambos tuvieron fue largo e intenso, a tal punto de que a la pobre Allyson le zumbaban los oídos y sus ovarios se quejaban de tantas contracciones placenteras. La esperma de Damon se escurrió entre las piernas de Ally cuando este lo sacó, provocando que la rubia abriera sus ojos de forma desmesurada- Damon...- lo llamó ronca y nerviosa- No usamos protección- susurró, dándose la vuelta para quedar frente a él, aún apoyada del brazo del sofá mirando como la expresión de él no cambiaba.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora