Trigésimo quinto capítulo.

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- Ha paso mucho tiempo desde la ultima vez que estuve así, con esa sensación de tranquilidad- reconoció Damon, mirando el techo y sintiendo el tumulto que creaba la tormenta en el exterior.- Se siente bien...- expresó, sin decir en su totalidad por que sentía esa tranquilidad. No confesaría que le daba tranquilidad ver que ambos se encontraban en la misma habitación, siendo la lluvia el único sonido que interrumpía el silencio del lugar. 

Damon se quedó observando el techo y de vez en cuando miraba de reojo a una Allyson que miraba concentrada las gotas de agua caer con fuerza contra el cristal de la gran ventana y el leve reflejo de las velas. Estaba con la misma tranquilidad que Damon sentía, era casi alucinante.

- Ángel, ¿Por qué no vienes a la cama?...- preguntó en un susurro, sin percatarse en como la llamó.

Los ojos se Ally se enfocaron en el rostro del hombre volteado hacia ella, con el pelo desparramado en las sabanas- Temo dormir en la misma cama e incluso en la misma habitación que tú- confesó. No supo por qué lo hizo, quizá fue la cantidad obscena de tranquilidad que embargaba su cuerpo, pero lo hizo y eso era lo redundante. 

- No pasará nada que no quieras- dijo, sincero. Porque quien hablaba en ese momento era él. No las voces, nada lo controlaba, ni le sugería que decir. 

- Lo que pasó en el club me hace pensar lo contrario- musitó, recordando lo sucedido.

Damon llevó las manos a su rostro, frotándolo en señal de frustración, también recordándolo.- En ese momento no era totalmente yo, Allyson. Y pedí disculpas; no lo haré otra vez, al menos de que me lo pidas- expresó- Pero, quiero que me respondas algo...- pidió, mirando el techo- Si en ese momento hubieses sabido que era yo... ¿Me hubieras dejado tocarte y saborearte como lo hice?- El tono que utilizó al formular la pregunta, contrajo el interior de Allyson. 

Claro que hubiese aceptado, pero no lo diría en voz alta, así que, no sabía que responderle al hombre que se había girado para prestarle atención. Recordar lo que sucedió, de como la acarició y la hizo correrse como nunca, la hizo contraerse aún más. Quería repetirlo, pero esta vez quería ver el rostro del hombre metido entre sus piernas, saboreándola mientras se miraban mutuamente y mientras ella tomaba su pelo negro entre sus dedos y los halaba con premura.

Pensar en todo eso le provocó un calor sublime en todo el cuerpo, desestabilizó los latidos de su corazón y agitó su respiración, quitó toda la tranquilidad que en algún momento llegó a sentir.

- ¿No me responderás, Allyson?- preguntó.

- No estoy segura de qué responder- musitó.

- ¿Por qué no vienes a la cama y lo averiguas?

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora