Trigésimo tercer capítulo.

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Allyson permaneció en silencio por unos largos segundos, así los consideró Damon. Pero luego la rubia abrió sus labios rojos e hinchados para hablar- No te diré.

Damon soltó su mentón para agarrarla de la cintura y ponerla de pie- ¿Me harás obligarte a decirlo?... Porque tengo muchas formas de como sacarte esa información- susurró.

La chica tuvo que exhalar, porque de repente el aire se le hizo escaso, sus pulmones se cerraron. No sabía que la calentaba más, si la voz ronca y suave o la forma intensa de su mirada. - Te dije, no pensaba en nada- recalcó, tratándose de empujarlo- Necesito darme una ducha, ya es muy tarde y estoy incómoda.

Damon se alejó, porque entendía el hecho de que Ally estaba incómoda y necesitaba ducharse, pero le iba a sacar esa información cuando estuviese fuera de la ducha, tenía que saber el por qué de aquella expresión de placer y frustración de la rubia que lo embriaga de locura.

 Ally cerró la puerta detrás de su espalda, sofocada, se apoyó en ella, tratando de regular su respiración. La forma intensa de los ojos de Damon, su vista desde arriba, sus labios, su cabello... todo de él. Realmente tuvo que tener mucha fuerza de voluntad cuando Damon la miró desde arriba, con su expresión dominante y lasciva para no besarlos, demostrándole las inmensas ganas que le tenía. 

El día que Allyson se corrió, siendo chupada por él, fue... intenso, pero no se comparaba con la humedad que tenía ahora, ya que, ese día, para su desgracia, pensaba que quien la chupaba como hambriento, era Frank, no Damon. Así que el hecho de que estuvieron en esa posición y diciéndole que ella tenía la misma expresión de cuando tuvieron aquél encuentro, la hacía gotear, humedecerse intensamente. Respiró profundo y se despojó de la bata, le dio paso al agua tibia y se metió debajo del torrente, el agua le hizo bien, solo al principio, porque luego se sintió como si la estuviesen acariciando. 

Trató de no pensar en ello y se lavó, luchando contra sus propios pensamientos. Y preguntándose como deshacerse de Damon cuando saliera de la ducha, porque estaba casi segura de que él estaría afuera esperándola para interceptarla. Cerró sus ojos tratando de no pensar en todo ello, sin embargo cuando los abrió, encontró todo oscuro.

Se había ido la electricidad, por la tormenta que había, al parecer.

- Maldita sea- se quejó, aún bajo el agua, esperando que la electricidad llegara, pero pasaron largos minutos y no volvió- Maldita sea- volvió a repetir, cerrando el grifo. La oscuridad y ella no se llevaban muy bien, a pesar de que la toleraba, un poco, cabe decir, la detestaba.- ¡Damon!- decidió llamarlo, con la esperanza de que acudiera rápidamente a su llamado, y siendo franca, no le importaba que la viera desnuda, el temor le quitaba toda inhibición.

Escuchó como la puerta fue tocada- ¿Si?- lo escuchó preguntar.

Ally respiró profundo antes de hablar- ¿Podrías entrar a buscarme?- preguntó, temblorosa- La oscuridad...- pausó, avergonzada- Me da miedo- admitió, para su pesar- No puedo ver nada y temo a caerme y golpearme.

- Por supuesto, dame unos segundos para buscar las llaves- lo escuchó alejarse de la puerta, para volver rápidamente. 

Todo se escuchaba con más potencia. Su respiración agitada, el goteo del agua restante del grifo y el cerrojo siendo abierto. Ally no se dio cuenta de que tenía los ojos cerrados hasta que el resplandor de una linterna cubrió su rostro y una bata su cuerpo.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora