Escena extra.

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- Damas y caballeros de este maravilloso club- comenzó a hablar el anfitrión del club en el escenario, totalmente emocionado como el buen voyerista que era- La presentación de hoy los volverá locos de tan magnífica que será. Debido a que algo como eso no se ve todos los días...- paseó su vista por todos los tom y bottoms que esperaban expectantes el espectáculo- La sumisa cambiará de rol y se volverá la dómina de uno de los mejores amos del club, Damon Gardener...- exclamó, sorprendiendo a muchos con las palabras que salían de su boca.

- ¡Eso!- se escuchó la voz emocionada de uno de los amos del club, para ser precisos... Frank, el causante de todo lo que estaba a punto de acontecer. Se veía divertido por haber ganado la apuesta.

El anfitrión sonrió ante la emoción de Frank y prosiguió- Debo aclarar el hecho de que presentación se realizará por la pérdida de una apuesta, la dómina no tiene experiencia en la dominación, así que sean buenos con ella- exclamó- Tomen asiento, y disfruten del espectáculo a continuación- exclamó, para luego bajar del escenario y sentarse en una de las tantas sillas. Segundos después, el telón se abrió y mostró a la rubia parada con confianza, sin mirar al público y a un Damon que se quitaba su traje, quedando en ropa interior y se posicionaba en un potro de color rojo oscuro. La vista que le proporcionaba el pelinegro a Ally, la volvía loca. Se acercó a este y ató muy bien las correas que lo aseguraban al potro y deslizó su mano por la espalda desnuda del hombre.

- Voy a disfrutar mucho esto- susurró en su oído, luego de agacharse para quedar a su altura- Te arrepentirás de haberme involucrado en tu apuesta- rio por lo bajo.

Damon correspondió a su risa y negó- Eres imposible- susurró.

Ally sonrió tomó la mordaza que estaba en la mesa de instrumentos y la cubrió la boca de Damon con ella. Tuvo que luchar contra el gesto de satisfacción que quería manifestar su rostro al ver aquella bola roja y de goma cubriendo la boca del pelinegro. El cual empezó a sudar, haciendo que su peinado se deshiciera y los mechones corrieran hacia delante, tapando levemente sus ojos, dándole un aspecto salvaje y sensual. La rubia tomó el mentón del pelinegro, luego de agacharse y ser acercó a su mandíbula para empezar a mordisquearla, se puso de pie para acercarse nuevamente a una de las mesas de herramientas y tomó una fusta, absolutamente emocionada. No sin antes, buscar un timbre inalámbrico, fácil de sostener, para dárselo a Damon. Tal cosa servía para llamar la atención de Ally en cualquier caso, si Damon se veía con la necesidad de detener la sesión o reportar una incomodidad, tocaba el timbre. Tenía la mordaza, lo que le impedía hablar. No necesitaba aquel interruptor, pero era algo que se exigía para llevar una sesión segura.

La chica sabía que debía controlar su euforia, pero sería un poco difícil apagar una emoción tan intensa. Se acercó a Damon con la fusta en su mano y se posicionó detrás de él. Esperó unos segundos, y luego lo azotó, no necesitaba medir su fuerza, no tenía mucha, así que no se preocupaba por ello. Azotó en la zona de la espalda baja, provocándole un leve respingo. Volvió a alzar su manos, el sonido de la fusta rompiendo el aire se escuchó perfectamente en los oídos del pelinegro que esperó pacientemente a que la rubia azotara, esta vez, en su trasero. Ally se aburrió de la fusta, así que se encargó de buscar una pala, bajarle el bóxer a Damon y a golpearlo.

Quería dejarlo con la piel ardiendo y con leves moretones, quería que él también sintiera como era no poder sentarte bien porque el trasero dolía como el infierno. No dejó de azotarlo con aquella pala hasta que su piel se puso de un rojo intenso y sus manos se encontraban tensas. Pensó por unos segundos qué haría y cuando supo lo que haría, sonrió. Se acercó a su rostro y quitó la mordaza que le impedía hacer cualquier sonido y le dio un beso en sus labios adoloridos. Quitó las ataduras del potro y lo ayudó a ponerse de pie, para llevarlo a una camilla que se encontraba media reclinada, le hizo un gesto para que se posicionara y cuando este lo hizo ató sus manos y piernas en cada extremo de la camilla y luego la bajó, hasta que estuvo a la altura de sus rodillas, básicamente ella lo miraba desde arriba. Le guiñó un ojo y abrió el cierre de su traje de látex, un cierre en... la parte de abajo, que daba acceso a su sexo sin tener que quitarse el traje. Damon arqueó una ceja y luchó contra la sonrisa que quería salir de sus labios al notar lo que ella quería, así que encogió sus hombros y le hizo un gesto, dejándole decir que estaba preparado para hacer lo que sea que ella deseara.

- Quiero sentarme en tu cara- exclamó lo suficientemente alto para que los demás escucharan. Damon se relamió los labios, absolutamente expectante. Ally sonrió, y cruzó una de sus piernas hasta posicionarse encima del pelinegro que se hallaba ansioso por probarla. La rubia estaba mojada por la situación, por lo que no necesitaba mucho. Acercó su sexo a Damon y cuando se acomodó correctamente, lo puso en su boca. El pelinegro no perdió el tiempo y empezó con su hazaña, saboreando a Ally como el más delicioso de los manjares. Deseaba poder poner sus manos en cada nalga y guiar correctamente sus movimientos, pero estaba atado, por lo que no podía hacer mucho.

Movió su lengua en círculos, succionó y mordió, desesperando a Ally, quien movía sus caderas hacia adentro, para que la lengua de Damon llegara a más lugares. Sus piernas comenzaron a cansarse por estar de puntillas y así no poner todo su peso en la cara de Damon. Así que, un poco molesta exclamó: - Detente- frunció su ceño y cuando el pelinegro se detuvo se apartó y bajó de su cara para desatar las correas de su muñeca. Quería que Damon la ayudara a sostenerse mientras la chupaba, tenía la fuerza suficiente para hacerlo.

El pelinegro entendió que quería la rubia, así que cuando esta volvió a acercarse, al tomó de las nalgas y la volvió a poner en su boca, y esta vez, la sostuvo bien y empezó a lamerla con hambre y pasión, desesperándola y haciéndola temblar.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora