Al día siguiente, Allyson se encontraba en un club.
Sentía ganas de sumergirse en una fría piscina, para enfocarse solo en mover sus brazos en el agua, y sentir el líquido vital deslizarse por su cuerpo, y nada más.
Estaba todavía molesta con el jodido metiche italiano. Le enardecía saber que los demás supieran que se encontraba triste, le enfurecía estar sufriendo por un imbécil que no sabía valorar lo que la vida le ofrecía.
Aveces se preguntaba por qué la mayoría de hombres eran tan patanes, ¿A caso tenían sentimientos? ¿No podían tomarle una ápice de empatía a una mujer?
¿Cómo eran capaces de mentir y manipular con tal de obtener lo que querían de una mujer, sin importarles lo más mínimo?
¿Por qué mentían diciéndoles a las chicas que tenían sentimientos por ellas y luego les cortaban las alas?
Las mujeres no eran unas niñitas de inicial, bastaba con hablarles la verdad, decirles que no querían nada serio.
Ellas elegían si hacerlo o no.
Ay, por favor. ¿Ellos de verdad creían que cuando tenían sexo ellas se apechaban inmediatamente? Ni que su polla fuera grandiosa, solo era una más del montón.
Ellas también sabían tener sexo y luego irse para no volver.
La mayoría de hombres decían que las mujeres eran complicadas, eso era porque no se habían detenido a observarse, eso era porque no se conocían.
Pero en su interior se regañaba mentalmente, ella también tenía la culpa por no saber elegir el partido perfecto.
Sabía que existían buenos hombres, pero era tan malditamente difícil encontrarlos.
Rodó los ojos con fastidio mientras el viento azotaba su cabello, moviéndolo de un lado a otro, caminó más rápido hacia los baños y se adentró en uno de los vestidores que habían.
Sacó rápidamente el vestido playero que tenía, revelando su sensual traje de baño rojo pasión, se quitó sus sandalias, entró sus pertenencias al casillero y se dirigió a la piscina luego de colocarse protector solar.
Salió a la piscina, se recostó en una silla a recibir una pizca del sútil sol que se posicionaba engrandecido en una parte del cielo, sin ser consciente de todas las miradas hambrientas que recibía.
En especial esa mirada electrizante del demonio que acechaba desde la penumbra del restaurante, deslizando sus ojos hambrientos por el cuerpo de la rubia.
El cual sentía unas retorcidas ganas de tirarla a la piscina, para luego sacarla y lamer cada una de las gotitas que estuvieran en su exquisito cuerpo.
Ese jodido trozo de tela rojo, lo llamaba como un toro a la bandera color sangre.
Sentía una mezcla contradictoria de emociones, y no sabía cuál de todas era la más fuerte.
Quería apretarla entre sus brazos y decirle lo hermosa que se veía, pero también quería halarla fuertemente para alejarla de las miradas hambrientas.
Le excitaba saber la rara obsesión de la rubia por el rojo.
No existía un día en el cual ella no poseyera algo de ese color.
Sus uñas, su labial, y su vestuario.
Ella era todo pasión.
Ella inspiraba pasión.
Olía a pasión.
Era tan ajena a la obsesión que él tenía por ella.
Allyson no tenía la menor idea de que un lobo la acechaba, de que la observara en la penumbra, esperando el momento exacto para atacar.
No era consciente de esa retorcida y tétrica atracción que sentía el pelinegro por ella.
Si lo supiera, moriría de miedo, de terror, pavor, por provocar esa tenebrosa ansía por ella.
Fue una coincidencia haberla encontrado ahí, aunque parecía mentira por su fuerte obsesión, coincidieron, Damon simplemente quería despejarse y olvidar todo por un rato y viene y se topa con la rubia.
Ella lo enloquecía, lo volvía un demente.
Ya su pequeño plan comenzaba a tomar forma.
Tenía que controlar las ganas de secuestrarla, maltratarla y hacerla suya.
Tenía que ser paciente, ya todo pronto acabaría para ella, y empezaría para él.
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« La tentación de Damon» #2 COMPLETA
RomanceSus ojos muestran lo vacío que está, su belleza es tan grande como la de un víl demonio, está perdido no tiene salvación, o al menos eso creía hasta que ella llegó. Ella es lo único que puede llenarlo, de pasión genuina. Y hará todo lo posible para...