Trigésimo octavo capítulo.

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Un grito ahogado salió de su garganta al percibir el abrupto movimiento, su corazón pareció una bomba a punto de explotar al verse tirada en la cama con Damon encima de ella. - No debes interrumpir en la habitación de alguien actuando como un ladrón sigiloso, Angelito. - habló, susurrante. Allyson trató de regular su respiración agitada y los latidos potentes de su pequeño corazón. - Fácilmente te podría confundir con uno y las consecuencias no hubiesen sido muy lindas...- dejó en claro. La pobre chica no puedo articular absolutamente nada- Por suerte pude sentir que eras tú, Allyson. - dejó en claro. - Sin embargo, me pregunto qué haces aquí. A esta hora.

Ally intentó empujarlo, porque en ese momento sentía cada parte del cuerpo de Damon... cada parte. Por lo que le era difícil hablar y describir como se sentía exactamente en ese momento - Solo buscaba mi celular o no podré despertar temprano mañana...- contestó con dificultad.

- Y... ¿No pensaste que dormir en la casa del jefe no te daba el privilegio de ser despertada? - preguntó.

- No quiero ningún privilegio- musitó la rubia, segura de lo que hablaba.

- Entonces- hizo una pequeña pausa, con el fin de crear tensión- ¿El haber dormido, duchado y comido aquí no es un privilegio? - preguntó con ironía. - Vaya... pensé que sí- dijo soltando una risa baja, escondiendo de forma inconsciente su rostro en el cuello de la rubia. Sin saber que al hacer eso su respiración hacia cosquillar el cuello de la chica y, algo más. - Pero ¿Por qué estás despierta a esta hora, Allyson?

- No podía dormir y luego recordé que mi celular estaba aquí- contestó- Así que por favor quítate de encima para que pueda buscarlo- pidió tratando de no mostrar el nerviosismo y excitación que sentía.

- ¿Estás segura de que lo dejaste aquí? - preguntó, aún encima de ella.

Ally asintió segura- Es el único lugar en donde puede estar- susurro removiéndose, pero Damon la detuvo.

- Sera mejor que no te muevas así- pidió e inmediatamente Ally comprendió por qué, podía sentirlo en su abdomen, endurecido. Tal cosa la hizo retener un suspiro, que ni siquiera ella supo interpretar. Si era sincera, le gustaba esa sensación de Damon encima de ella, juguetón. Se sentía especial, intimo... y, casi familiar. Se sentía bien.

- Entonces quítate de encima, me estás aplastando- lanzó un quejido, porque era más que obvio que no le diría a Damon que realmente aquello le estaba gustando mucho y por más que no podía respirar no quería que él se quitara. Incluso aquello la hacía sentir tan a gusto que el sueño se estaba apoderando de ella y algo más.

- ¿Quieres que me baje? - preguntó- ¿O solo es tu boca diciendo lo contrario a lo que siente tu cuerpo? - Allyson no respondió inmediatamente con temor a que las palabras salieran rápidamente de su boca sin antes sopesarlas, ni loca le admitiría que no quería que se quitara. - ¿No vas a contestar? - pregunta- Te hago muchas preguntas y tú me das pocas respuestas...

Allyson se lo pensó, así que prefirió responder lo que era lógico: - Bájate. Es tarde y, realmente tengo que dormir. – respondió. – Así que, si no es molestia, ayúdame a buscar mi celular.

- Allyson- la llamó, para que lo mirara a los ojos en medio de la oscuridad y viera que él hablaba en serio- No he visto tu celular y recién me tiré a la cama, por lo tanto, caminé por toda la habitación y no lo vi. – habló- Pero te ayudaré a buscarlo. - aseguró. La rubia asintió aceptando, a lo que el hombre ojiazul se puso de pie, dejándola libre. Damon encendió la lampara de noche, para que ambos pudieran buscar tranquilamente el móvil de Ally. Comenzaron con la labor. Sin embargo, pasó un minuto, luego tres y más tarde diez, pero no lo encontraron. Y la habitación era el único sitio donde podía estar. Allyson suspiró con enojo al percatarse de que no lo tenía y no sabría que hacer para levantarse y llamar a una Charlie que probablemente había llamado varias veces al celular, sin tener respuesta. – Te lo dije...- dijo Damon.

- ¿Ahora que haré? - preguntó para sí misma.

- ¿Por qué no duermes aquí? - preguntó Damon esperando que la rubia dijera que sí. Ally, nuevamente, se quedó pensativa y el pelinegro pudo descifrar que ella diría que no, cosa que él no iba aceptar. – La cama es lo suficientemente grande como para que cada uno esté en su lado, sin tocarse- comenzó a decir- Te podrás despertar a la hora que tenías planeada.

El semblante de la rubia cambió, dejándole saber a Damon que su respuesta no le desagradaría- Esta bien- accedió, haciendo que Damon se sintiera satisfecho y ella ansiosa.

Dormiría con él, a su lado, en la misma cama.

Vaya.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora