Quincuagésima octava parte.

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Respiró profundo para tratar de controlar el temblor de su cuerpo debido a la ira descomunal que sentía. Las ganas de avanzar hasta el padre de Allyson y golpear su cabeza contra el escritorio le recorrían por todo el cuerpo en forma de llamas, y las voces tampoco cooperaban. Le gritaban con fervor que lo hiciera, pero se negaba a explotar.

- Quiero mi empresa de vuelta, Damon. Porque a nadie, principalmente a mi hija, no le gustaría enterarse de tu enfermedad. Porque... ¿Qué pensarían de un esquizofrénico psicótico?- Aquello lo hizo explotar, provocando que tomara la silla tras él y la lanzara hacia el padre de Allyson que logró esquivarla a cuestas, esta se estrelló contra la pared de cristal de la oficina que daba a la salida, haciéndola romperse en miles de cristales- ¡Estás enfermo y no quiero a un enfermo cerca a mi hija!- gritó.

Damon tomó su cabello entre sus manos y lo haló con ira, echó un grito que retumbó en todas partes, giró su rostro hacia otro lado para no seguir viendo al maldito hombre que estaba frente a él y lo provocaba con sus palabras, porque veía como un toro, con furia y todo en rojo. Ante el tumulto, Kara entró asustada caminando cuidadosamente para ver que sucedía, mientras algunos empleados que estaban por la zona se asomaron- ¡Fuera de mi oficina! Porque te advierto que no seré capaz de controlarme como lo he hecho hasta ahora.

- ¿Controlarte?- cuestionó con desconcierto y burla- ¿Esto es controlarse?- señaló la silla tirada en el suelo y la pared de cristal hecha añicos.

- Señor, por favor salga de la oficina.- pidió con las manos temblorosas la secretaria, viendo como el rostro del pelinegro se hallaba rojo y sus ojos dilatados. El padre de Allyson se quedó en silencio y fue lo suficientemente astuto como para retirarse- Señor Damon- lo llamó pero este se quedo mirando por donde se iba el padre de Allyson, pensando qué debía hacer con él. Realmente no le importaba lo que la gente opinara de su enfermedad, hace mucho tiempo dejó de importarle, pero lo que le jodía de forma descomunal era la opinión de su angelito con respecto a eso y a lo que su padre podría descubrir más adelante. No sabía como podría reaccionar ella, si al enterarse querría alejarse de él. Y eso era algo que lo mataba, en serio lo hacía, de una forma pasiva y agresiva a la vez.

Se arrastró en la pared hasta llegar al piso, tratando de calmar el pequeño ataque de ansiedad que comenzó a tener en el momento que el padre de Allyson le mencionó lo que sabía. Cubrió su rostro con sus manos y exhaló, buscando relejarse, pero no podía, en serio no podía, gruñó con los dientes apretados y pateó el escritorio, provocando que Kara respingara del susto- Señor Damon, dígame que puedo hacer para que se calme- habló con la voz baja y temblorosa.

- Solo desaparece- escupió, exhalando. Kara salió rápidamente de la oficina, preguntándose qué demonios había dicho el director como para que Damon reaccionara así, de esa forma tan violenta, cuando él era alguien que solía pasar el tiempo con el semblante tranquilo e intimidante a la vez.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora