Quincuagésimo cuarto capitulo

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El hombre se acercó a ella, hasta que sus labios quedaron a centímetros y le dio un beso largo y pasional- Tranquila, angelito- la calmó- Tengo la vasectomía. Así que no hay riesgo- movió sus cejas, ayudando a Ally a enderezarse, ya que probablemente tendría las piernas temblorosas, y tuvo razón ya que la rubia flaqueó un poco.

- Ow...- solo pudo articular la chica, sorprendida por lo que el pelinegro le dijo y miles de preguntas hondaron en su cabeza, mas no habló y comenzó a vestirse cuando vio que Damon también lo hacía. Bajó su vestido, buscando con los ojos sus bragas, y encontrándola en una esquina de la sala. Arqueó sus cejas preguntándose como rayos había llegado tan lejos, pero una vocecilla en su cabeza le contestó que obvio no iba a saber, ya que en ese momento estaba pensando en otra cosa. Movió sus piernas para buscar las bragas y cuando se inclinó a tomarla una mano que antes la había acariciado las tomó. Ally se enderezó, para mirar con reproche a Damon- ¿Me das mi ropa interior?- pidió, viendo como este la ignoró y entró las bragas en su bolsillo- Damon...- reclamó.

- Será mejor que termines antes de que alguien venga- dijo, acercándose más para tomar sus sostén y colocárselo correctamente, acariciando inconscientemente las aureolas rosas oscuras de la rubia, provocando que su piel se erizada ante el toque. Sonrió al ver lo receptiva que la chica era y sacó la goma de su bolsillo para ayudarla a atarse el cabello en la misma coleta que tenía. De repente la timidez se apoderó de Ally, ya que aquello era muy íntimo y nadie lo había hecho antes con ella, nadie le acomodaba el pelo o la ayudaba a arreglar su ropa como él lo hacía. Su corazón se hinchó de una sensación que no pudo identificar y sus ojos picaron.

¿Cómo podía ser tan dulce aquel hombre que siempre era frío y cruel y que la había cogido como un animal en celo?

¿Cómo?

- Damon, mis bragas- se quejó. Este negó y abrió la puerta, no sin antes mirar el entorno para saber si alguien los podía ver.

- Ya no son tuyas- musitó- Son mías- respondió socarrón.

- No saldré sin ellas, llevo un vestido, Damon- volvió a quejarse.

- Pues quédate todo el día aquí- sugirió- Porque no te las daré- dejó en claro- Ya vámonos, hay trabajo que hacer- dijo y en dos segundos Ally estaba a su lado, saliendo junto a él.

Cruzaron sigilosamente el pasillo y doblaron, sin saber que a leguas se veía que ambos habían tenido un revolcón, pero corrieron con la suerte de que nadie los vio, salvo Kara que estaba en su escritorio, con cara de póker y la espalda demasiado recta, dejando entrever su molestia.

- Señor Damon...- comenzó a hablar, mas Damon no la dejó terminar.

- Kara trae dos botellas de agua a mi oficina y luego me das los recados- la interrumpió entrando a la oficina con Ally siguiéndolo. La cara de la secretaria se puso como si hubiera probado leche agria y Allyson casi se echó a reír.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora