Cuadragésima parte

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Damon confirmó su autoridad cuando la rubia salió del baño con el cambio de ropa que él había mandado a comprar, con la cara de rendición, dejándole saber que había hecho lo que él le ordenó.

El hombre sonrió satisfecho, apreciando el bonito vestido beige que se apretaba a su cuerpo de una forma espléndida, y decidió no pensar en la ropa interior que había mandado a comprar por el simple hecho de torturarse así mismo de solo imaginar cómo la lencería se ajustaba a sus caderas y a su busto.

Sacudió su cabeza tratando de no pensar en Allyson desnuda y decidió entrar al baño. Cruzó al lado de la rubia- Puedes bajar a la cocina a desayunar, mientras me baño.- sugirió, cerrando la puerta detrás de él. Allyson solo pudo ver como él entraba rápidamente al baño, así que mejor decidió hacerse una coleta alta en su cabello húmedo y bajar a la cocina, porque en serio tenía hambre. Al entrar se encontró con una mujer bajita y pálida, preparando unos huevos fritos con tocino, mientras en la mesa se apreciaba un pequeño pie de moras azules y fresa, y a su lado un jugo que parecía ser de maracuyá, algo que no era tan común en el lugar, cosa que la hizo levantar levemente sus cejas, también cereal y un tazón de fruta .- Buenos días. - saludó tomando asiento. La mujer volteó, sonriéndole levemente.

- Buenos días, señorita- correspondió al saludo- Siéntase libre de comer de lo que hay en la mesa- ofreció, colocando los huevos y tocino en un plato, haciendo que el rico olor se impregnara en el lugar.

- Ow, gracias. Realmente tengo mucha hambre- reconoció, tomando el plato que la mujer le tendió y sirviéndose de todo lo que halló, menos del pie.

La mujer vio la cantidad de comida que la chica tomó, por lo que soltó una risita- Vaya, es bueno ver que alguien come sin culpa- apreció.

- Pues, corro con la suerte y desgracia de que no subo de peso ni aunque lo intente- dijo encogiéndose de hombros- Así que no me limito- le hizo ojitos a la señora cuando esta le tendió un vaso con el jugo. Lo probó y pudo confirmar que sí era de la fruta que ella decía.- Mierda, esto está delicioso- dijo, para luego disculparse con la mirada por decir la pequeña grosería- Tenía mucho tiempo sin beber jugo de maracuyá.

La mujer sonrió- Fue difícil encontrarla, pero un día después del cumpleaños del señor Damon le preparo un pie con jugo de maracuyá.

La tos de la rubia llenó el lugar, escandalosa y estruendosa. Se había ahogado con el jugo debido a lo que la mujer dijo- ¿Qué?- logró articular.- ¿Ayer fue el cumpleaños de Damon?- preguntó, muy sorprendida.

- Lo siento, señorita- dijo, tocando su espalda para ayudarla con su pequeño ahogo- Supuse que lo sabía por la confianza que hay entre usted y el señor- le dio dos golpecitos en la espalda y se alejó para meter los platos en el lavavajillas.

- ¿Confianza? Ni siquiera sé cuantos años tiene Damon, ni de donde es- musitó, anonadada por lo que la mujer le decía. - Apenas sé como se llama y donde vive, literalmente.

Los ojos de la mujer se abrieron de la sorpresa- Pero, señorita. Usted ha pasado la noche aquí y está desayunando aquí- dijo- El señor le tiene mucha confianza que permite eso- habló sincera. Dejando a la pobre chica anonada, vaya suerte que había terminando de comer lo que tenía en el plato, porque su estomago se había cerrado repentinamente.

- Buenos días.- se escuchó la voz de Damon pasear por el lugar. Allyson no pudo mirarlo siquiera a los ojos, disimuló tomando otro trago de jugo, huyendo de la vista pesada que tenia aquel hombre de ojos azulados y cabello oscuro.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora