Sexagésima segunda parte.

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Ahora Allyson pudo entender gran parte del comportamiento de Damon. De sus cambios de humor, a veces juguetón, otras frío y apático.

En serio no podía creer que la ambición de su padre llegaba al punto de amenazar a alguien con exponer su enfermedad. Miró su celular y vio los mensajes que tenía pendiente, Damon, luego de que charlaran, le entregó el celular que uno de sus empleados encontró en el suelo de la habitación y le dio un gran beso dulce, para luego despedirse de ella.

Vio quien había enviado mensajes y se quedó fría cuando se dio cuenta que Alem la había estado escribiendo y luego llamándola varias veces durante la madrugada. Aquello la sorprendió, puesto que él no solía enviar más de un mensaje y nunca la llamaba. Era el típico hombre que esperaba que las mujeres lo buscaran, no al revés.

''Preciosa, necesito hablar contigo, pronto...''- decía el primer mensaje, enviado a las 1 A.M. ¿Hablar con ella? ¿Sobre qué? Ellos no tenían nada de qué hablar.

''En serio tengo que hablar contigo''- enviado a las 2:50 A.M. Los demás mensajes eran parecidos al primero, confundiéndola. Pero tampoco iba a satisfacer aquella curiosidad que picaba en su subconsciente, no volvería a acercarse a Alem.

Decidió pensar en otra cosa, buscar algo que hacer, pero realmente no tenía amigas con las que compartir, a excepción de Charlotte. Más nadie podía aguantar su temperamento caprichoso y muchas veces cruel, tampoco ella se molestaba en agradarle a las chicas, no le importaba agradarle a nadie, para ser precisos.

Había estacionado en la autopista que se hallaba desierta para ver su celular luego de haber conducido por un buen rato pensando en todo lo acontecido de ese día. Buscó en su guantera los lentes de sol y desplegó su techo descapotable hacia atrás, descubriendo su auto completamente para dejar que el viento acariciara su piel. Sonrió al ver como el sol subía un poco hasta calentarla, hacía un buen clima, lo cual le daba un poco de calma. Aunque se había acostumbrado a que siempre lloviera, no le gustaba. Encendió su auto y arrancó decidiendo en ir a su casa.

Al llegar, pensó por varios segundos en lo que iba a hacer, sin embargo echó sus pensamientos a un lado y decidió llamar a su padre, cuando este tomó la llamada inmediatamente lo soltó: - No puedo creer que hayas amenazado a Damon con decirle a todo el mundo de su enfermedad- no esperó a que su padre hablara- Es muy ruin, cobarde y sucio de tu parte y no lo apoyo.

- Al parecer fue lo suficientemente astuto como para decirte de su enfermedad- musitó su padre- No me importa lo que pienses de mí, pero quiero mi empresa cueste lo que cueste.

- A este paso, papá...- comenzó- perderás la empresa para siempre. Porque tú la perdiste por tu maldito vicio y ahora te cuesta entender que la compañía está bien sin ti. Ahora lo entiendo, él no es el malo aquí, tú sí.

- ¿Tan buena fue la follada que te dio que ahora estás de su parte?- volvió con el veneno.

Aquel comentario la enojó, también el hecho de que estaban pasando por esa situación por la culpa de él, no por ella. Si tan solo hubiese aceptado que su psicótica ex esposa lo dejó no estarían en ese estado.- Eres un anciano en el cuerpo de un niño caprichoso, papá- articuló- ¡Acepta que la perra de tu ex esposa se fue con uno más joven y adinerado que tú y madura! ¡Porque no estaré todo el maldito tiempo para ti, ni tampoco resolveré todos tus malitos problemas! Así que cuida tus malditas palabras al hablarme- no le gustaba hablarle así a su padre, pero tenía razón. Todos sabían que su madre era una rubia ambiciosa que se casó con él porque era rico y viejo, no porque correspondiera al amor que él sentía por ella.

Esa mujer ni siquiera merecía el amor que su padre sentía hacia ella, tampoco merecía que Ally la llamara mamá, porque no era una. Allyson aún podía recordar las veces en donde veía que su mamá se acostaba con diferentes chicos en la misma cama donde dormía con su padre, también todas las malditas veces en las que dejaba a una Allyson pequeña con niñeras que la encerraban a oscuras y la dejaban llorar hasta que la pobre ya no tuviera lágrimas.

Su madre era una maldita y no merecía que su padre aún sufriera por ella luego de cinco años.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora