Escena extra.

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Nunca había pasado aquello por su cabeza, en serio.

Ni en sus más locos pensamientos se le ocurriría ver a un Damon mirándola serio y preguntándole si deseaba ser su ama en una presentación del club. Se tuvo que pellizcar disimuladamente cuando él le preguntó aquello, jadeó cuando se dio cuenta de que estaba en una situación real y no pudo evitar abrir su boca debido a la sorpresa- ¿Te estás escuchando, Damon? – preguntó sofocada- Lo que me pides es de locos- exclamó, sin dejar de ver la expresión segura del pelinegro.

- Solo es una presentación, angelito- trató de convencerla- Solo eso, nada más.

- ¿Solo eso? – imitó sus palabras- ¿Te parece poco ser tu jodida ama en una presentación? – cuestionó anonadada- No lo minimices...- pidió- Hacer una presentación en el club, haciendo algo que nunca he hecho antes y saber que muchas personas me estarán viendo con ojo crítico, me atemoriza.

- Conoces a la mayoría, Ally, no pienses mucho en eso. Todos estarán conscientes de que solo es el cumplimiento de una apuesta, nada más. No te juzgaran, ni te criticarán - sugirió- Sabes que debo cumplir, perdí mi apuesta contra Frank y tengo que hacerlo- le recordó, con los dientes apretados- Y sé que lo harás excelente.

- No me tenías que meter en tus apuestas, Damon- exclamó con brazos cruzados- No lo haré. ¿No te estás escuchando? – preguntó- Le estás pidiendo a tu pareja, que es sumisa, que te domine en una presentación. No sé nada de dominación, nada- gritó lo último con histeria- Ve por ahí y búscate una que sí sepa- señaló al exterior.

Damon levantó sus manos en son de paz y rio por lo bajo- Me rindo- musitó- Pero, solo por hoy. Tengo que cumplir con esa apuesta. Si tanto miedo tienes, podemos empezar a enseñarte a ser una ama poco a poco, nos queda tiempo- sonrió.

- No lo haré, Damon Gardener- aseguró- No me harás cambiar de opinión- dijo, mirándolo fijamente. En serio estaba loco si creía que ella aceptaría más adelante hacer eso. No se podía imaginar azotar y dominar a Damon en medio de un gentío mirando hasta el más mínimo detalle.

Salió de la habitación que compartía con Damon, esperando que no le volviera a insistir, pero conociéndolo, lo volvería a hacer. Negó con fastidio y decidió salir a correr antes de que oscureciera. Ahora que vivía con él, tenía espacio de sobra para hacer ejercicios, lo cual agradecía, debido a que al vivir en la ciudad le era difícil encontrar un parque al cual ir a correr.

Se colocó un conjunto deportivo gris y unas zapatillas deportivas negras, se hizo una coleta y colocó su celular en una cinta para brazo, se puso los audífonos y salió por la parte trasera de la mansión que daba a un largo tramo en el cual podría ejercitarse sin problemas. Optó por estirarse antes de correr, así no le dolería el cuerpo y cuando fue suficiente comenzó a trotar, sintiendo como el viento picaba un poco debido a su frialdad. Aquello no le importó y continuó moviéndose, escuchando como la música ensordecía sus oídos y que evitaba que escuchara su respiración pesada.

Tenía cierto tiempo sin ejercitarse, por lo que podía notar que su resistencia no era la misma de antes, así que se prometió que correría diariamente antes de ir al trabajo para volver a estar en forma y así poder soportar un poco más a Damon, el cual tenía un aguante sorprendente en el sexo, casi de una forma atemorizante. Cuando completó un kilómetro, detuvo su trote y regresó a la mansión, caminando tranquilamente mientras sentía como el sudor corría por todo su cuerpo y de como sentía su respiración y su corazón agitados.

Llegó a la mansión, tomó agua, se dirigió a la ducha tan pronto pudo y se metió bajo el chorro frío, pensando en qué tenía Damon en la cabeza al pedirle aquello cuando él era un dominante por naturaleza. Realmente estaba loco. Reconocía que su personalidad era dominante, le gustaba mandar y que todos hicieran lo que ella dijera. Pero no tenía el calibre para amordazar, azotar y dominar a un hombre en el sexo DS. Podía quedarse arriba, juntar sus manos arriba de su cabeza, guiar los movimientos, pero nada más, no se podía imaginar nada más. Suspiró mientras se vestía, refunfuñando cada vez que se acordaba de la estúpida apuesta que hizo el pelinegro y cuando estuvo lista salió a la cocina para prepararse algo.

- Señorita Allyson, la cocinera de aquí soy yo, deje eso- reclamó divertida la chef de Damon.

Ally sonrió y miró sobre su hombro a la mujer de mediana edad que le reclamó y al ver su ceño fruncido y las manos en su cadera, rió divertida- No quería molestarse, puedo cocinarme- se encogió de hombros y siguió cortando frutas.

- Si tanto le gusta cocinar, dígale al señor Damon que quiere quitarme mi puesto- exclamó.

Ally largó una carcajada- Lo pensaré- musitó, tomando yogurt griego del refrigerador y sirviéndolo en un tazón para luego echarle la fruta que había cortado en trocitos. La mujer negó y correspondió la carcajada de la rubia. Ally haló la silla alta junto a la encimera y se sentó para comerse lo que había preparado. Minutos después, Damon entró a la cocina y quitó la cuchara a Ally para robarle un poco de su merienda.

- ¿Por qué no me preparaste un poco?- preguntó, dándole un beso en la sien.

- No sabía que estabas aquí, pensé que te habías ido- respondió.

- Si quiere le preparo algo, señor- se ofreció la mujer.

- No, tranquila- hizo un gesto con la mano- Solo molesto a Ally- exclamó. Le robó otra cucharada y sonrió divertido cuando esta fulminó- ¿Correr te ayudó a cambiar de opinión?- preguntó.

Allyson frunció el ceño y lo miró fijamente- No, no cambiaré de opinión- aseguró.

El pelinegro llevó su pulgar a la frente de la rubia para que dejara de arrugarla y sonrió con seguridad- Eso ya lo veremos... te haré cambiar de opinión muy pronto.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora