Trigésimo segundo capítulo.

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Simplemente genial. 

Otro trueno se escuchó, incluso más fuerte que el anterior, sobresaltándola, así que entró al único pasillo que conocía, llegando así a la habitación de Damon. Al entrar, el sonido de su móvil se escuchó, notificándole de que alguien la llamaba.

- Allyson, nena. Llegué a casa con la comida y no te encontré- se escuchó la voz de Charlie- ¿Dónde estas? Literalmente el cielo se está cayendo.- musitó- Y se supone que hoy sería nuestra noche de chicas.- se escuchó su voz decepcionada.

- Mierda, Charlie, lo siento mucho.- se disculpó recordando que Charlotte pasaría los días con ella, mientras su novio se encontraba de viajes- Vine temprano a la casa de Damon por algo que le sucedió y estaba tan cansada que me dormí- musitó pasando la mano por su frente, en señal de frustración, pensando en como se iría con aquella lluvia torrencial que podía apreciar mirando por la ventana que tenía las cortinas abiertas y por el ruido que inundaba todo el lugar- Y ahora hay una tormenta.

Escuchó el puchero de su amiga- Vale, entiendo.- habló decepcionada- No, espera. ¿En la casa de Damon?- cuestionó sorprendida- ¿Qué pasó?

- Es algo que no me concierne contar, lo único que puedo decir es que estaba mal y sentía que necesitaba apoyo. Por eso me quedé...

- Pero, Ally. ¿Lo ayudas aunque te esté haciendo la vida imposible y con lo que te hizo en el club? Llegaste destrozada ese día...- habló suavemente mientras ponía a Ally en altavoz para ordenar el desastre que había en su habitación- No logro entenderlo.

Allyson se sentó en la cama mientras aún miraba por la ventana, viendo como las ramas de los arboles se agitaban al ser victimas de la gran brisa que era acompañada por la tormenta- Es solo que... sé lo difícil que es sufrir sola, sin apoyo.

- Pero eso no borra lo que te hizo.- recalcó su amiga.

- Lo sé, créeme que lo sé.- suspiró- Pero siento que sucedió por alguna razón, que existe una explicación.

- Estás loca, Ally. Pero si quieres apoyarlo no soy quien para decirte que no lo hagas.- expresó- ¿Vendrás esta noche?- preguntó luego de unos breves segundos de silencio.

- Realmente no lo sé- habló, vacilando en lo que diría- Mi auto está en la empresa, y Damon vive muy lejos de la ciudad, prácticamente su casa queda en un bosque.

- Maltita sea, eso quiere decir que me quedaré sola, con la tormenta en pleno apogeo.

- Eso creo...- dijo con voz culposa- Pero trataré de llegar- dijo, pero la voz de Damon la interrumpió.

- No creo que te puedas ir esta noche- musitó mientras entraba a la habitación, sin la bata.- Allyson giró su rostro para no verlo.

- Tengo que irme- recalcó.

- Allyson, hay una tormenta, mi casa queda en un bosque. Con la ventisca que hay es casi seguro que hay grandes ramas esparcidas por todo el camino- obvió- Además, ya es muy tarde- se encogió de hombros entrando al baño- Pero si tanto quieres irte, en la cochera puedes tomar el auto que quieras e irte- dijo eso último cuando ya había cerrado la puerta.

- Bueno, él tiene razón. Es peligroso que vengas- habló Charlotte.- No te preocupes, yo me pondré a ver alguna película y luego me dormiré. No es la primera vez que duermo sola. Mejor nos vemos mañana.- se despidió para después colgar. Compadeciendo a Allyson por la noche que posiblemente tendría.

Allyson lanzó su teléfono a la cama y se recostó, escuchando el sonido del agua. Tal cosa la hizo pensar algo que no debía. Se imaginó el cuerpo mojado de Damon, de como el agua caía por su cuerpo desnudo y escultural, no tuvo que esforzarse mucho al imaginarlo, ya que la vista que tuvo de él en bóxer le estaba ayudando mucho en ese momento.

Cerró sus ojos, sumergiéndose en su imaginación perversa, siendo embriagada por la imagen de él restregando la esponja llena de espuma en su cuerpo, de su pelo mojado, del agua cayendo em su rostro mojando sus pestañas y cejas tupidas y oscuras, en su espalda ancha, en todo lo de él...

No supo en que momento pasó, pero su respiración se agitó, sus pezones se pusieron erectos, su cara sonrojada y su ropa interior húmeda. Sin embargo, maldijo, maldijo a Damon por ser tan sexy y maldijo su imaginación por ser tan explícita y calentarla de esa forma. 

Luchó contra las ganas de abrir por completo su bata y acariciarse, porque existía la posibilidad de que si lo hacía Damon podría abrir la puerta y encontrarla, cosa que no podía permitirse. Abrió sus ojos, pestañeando y encontrándose con un Damon que la miraba de pie en la entrada del baño, mojado y con una toalla envuelta en la cadera, mirándola intensamente. La rubia se sentó en la cama y arregló su bata.- ¿En qué pensabas que estás tan sonrojada y agitada?- preguntó con la voz más gruesa de lo normal.

Allyson disimuló la contracción que tuvo su centro al verlo ahí, mojado y solo cubierto por la toalla, aclaró su garganta- N-ada- logró articular en voz baja.

Damon se acercó a ella hasta que estuvo de frente, mirándola desde arriba- No logro creerme eso. Porque he visto esa expresión en tu rostro antes- susurró, tomando su mentón para que subiera su rostro y lo mirara. Allyson tenía los labios hinchados para reprimir las ganas de jadear por la situación, el rostro sonrojado y los ojos dilatados y brillosos- Sé que lo que diré está mal, pero debo...- expresó, afianzando el agarre en su mentón para asegurarse de que Allyson lo mirara fijamente cuando dijera lo que tenía que decir- Tenías esa expresión el día que te acaricié y te besé ahí. Tenías la misma expresión que ahora. Así que, voy a volver a preguntar... ¿En qué pesabas que tienes esa cara, la respiración agitada y los ojos dilatados?

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora