Décimo quinto capítulo.

1.3K 78 6
                                    

Lo miró con sus ojos rebosantes de brillo.

Sería interesante encontrar a alguien que estuviese dispuesto a expandir sus gustos y su mente.

Pero lo que no sabía era que Damon estaba más que dispuesto a hacerlo.

El calor que le provocaban las personas en la otra habitación hacía que se encontrara inquieta.

Damon lo notó, y sonrió.

- ¿Estás bien?- preguntó observándola un tanto malicioso.

- Si, lo estoy- mintió pero su jadeo involuntario le confirmó a Damon que ella mentía.

"Olvida todo el plan y fóllatela" gruñó una voz gruesa en su oído. La ignoró deliberadamente, para seguir enfocado en la chica frente a él. No iba a permitir que un tonto arrebato estropeara el plan que tanto duró trazando.

Él sonrió maliciosamente, mostrando su oscura faceta.- ¿Por qué no te creo?- le preguntó mirándola con sus ojos encendidos en llamas.

- N-no lo sé- farfulló tratando de mostrar seguridad, aunque no lo logró. Ella siempre acostumbraba a mostrarse segura ante los hombres. Pero el hombre frente a ella ponía sus nervios de punta, y hacía que su corazón bombeara frenético. Era como si su cuerpo supiera que él era peligroso; le advertía, pero ella le ignoraba porque la belleza de él cegaba su juicio- No te miento.

Él negó levantando su comisura derecha en una sonrisa torcida; tampoco insistiría para que ella dijera la verdad. Volvió su cabeza hacia el frente, para observar como una de las mujeres en la otra habitación, explotaba en un orgasmo que la hizo estremecer de pies a cabeza para luego caer hecha polvo en el torso del hombre.

- ¿Salimos a tomar algo?- sugirió poniéndose de pie a la vez que extendía su mano para que ella la tomara, y así lo hizo. Colocando su palma suave en la de él.

Damon recibió eso como una respuesta, y la haló para llevarla consigo a otra sala; comenzaron a caminar, cruzando un largo pasillo; que según recorrían, los gemidos se alzaban con vehemencia por todo el lugar, tornando el ambiente más tenso y pesado, no era incómodo, más bien inquietante.

Entraron a una sala un poco atestada de personas, pero no al punto de ser sofocante. Cruzaron hasta llegar a una zona un poco apartada, donde se hallaba un sofá de cuero negro, y se podía interactuar plácidamente sin temor a que otros observaran. Una de las sumisas que servían los tragos allí, no esperó a que estuviesen sentados, cuando ya había colocado una botella de champagne Moët & Chandon Rose Ice Imperial en un cubo con hielo y dos copas.

- Vaya, eso fue rápido- silbó impresionada provocando que Damon encogiera su hombro aparentando indiferencia.

Se sentó junto a él, esperando a que la botella fuera servida, pero no sucedió, por eso, posó sus ojos en Damon, el cual la miraba esperando algo, mientras tenía sus brazos abiertos y recargados en el espaldar del sofá.- ¿Qué? ¿Esperas que yo, un amo, sirva el champagne?

Ally respingó, él tenía razón, debía servirlo, porque fingían ser amo y sumisa, o de lo contrario hace mucho que hubiese hundido su cara atractiva en el cubo de hielo por estar mandándole.

Tomó la botella transparente con el líquido rosado entre sus manos, y la vertió en la copa. Tomó una copa y la llevó a su boca, retando a Damon con una mirada de: Serví tu trago, ¿Qué esperas? ¿Qué te la dé en la boca también?

Damon la miró divertido mientas lanzaba una risita entre dientes y tomaba la copa para beber de ella y refrescarse.

Sí que era toda una fiera su pequeño ángel de cabellera dorada.

Comenzó a sonar una canción que hizo que ambos dejaran sus respectivas copas para ponerse de pie.

"Snow white"

- Tenemos que bailar esta canción.- dictó parándose un tanto imperativa.

"Oh no, tomé el camino equivocado.

Oh no, debí haber sabido que, bebé, estaría conduciendo toda la noche, y solo extraño a mi maldita blancanieves"

Ella no era su Blancanieves, era más que una simple princesa, era su obsesión, la única mujer que poseía su cuerpo y corría por sus venas como veneno que se adueñaba de sus terminaciones. Que lo hacía vibrar hasta llenar su cuerpo de inquietud; nublaba su juicio, volviéndolo un lunático que solo quería apoderarse de su piel para saborearla hasta desfallecer. Tomó el rostro de la chica, mirándola con deseo, con ganas retorcidas de poseerla; para acercarla a su rostro y tenerla a solo centímetros.

Comenzaron a moverse acorde al ritmo de la canción sensual que sonaba. Rozó con sus yemas su cadera enfundada en cuero, siguió deslizando hasta posarla en el inicio de su trasero, pero no duró dos segundos cuando ya Allyson había quitado su mano y lo miraba con un reproche fulminante.

" Nena, ésta noche lo dejaremos ir.

Ésta noche lo haremos en el suelo.

Ésta noche vamos a romper muros"

Cantó en su oído provocando un temblor inconsciente en su cuerpo. Su voz era sensual, con un timbre de ronquera que la hacía vibrar, pero eso nunca se lo diría, o eso creía.

Él se le estaba insinuando de forma muy obvia, pero ella se juró, que por una vez en la vida se esforzaría por no caer nuevamente por un hombre.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora