Sexagésima tercera parte.

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Abrió sus ojos cuando entresueño notó desde su ventanal que ya el cielo se había oscurecido completamente, así que decidió levantarse y darse una ducha para salir y despejar la mente. La discusión con su padre le había sentado mal, y más cuando este no respondió y solo colgó la llamada, pero ella tenía toda la razón y él lo sabía perfectamente. A pesar de que había dormido por unas cuantas horas, la discusión aun seguía latente en sus sienes, las cuales dolían por la carga mental.

Su celular sonó mientras buscaba qué ropa ponerse y enarcó una ceja cuando vio que era Alem. Se lo pensó por unos segundos y decidió tomar la llamada- ¿Hola?

- Allyson, que bueno que te contacto, necesitaba hablar contigo- habló, sonando aliviado.

- Tú y yo no tenemos de qué hablar, no se me ocurre ningún tema del cual hablar contigo- respondió con un tono condescendiente.

- ¿Podemos vernos?- pidió esperanzado- Eres mi única opción.

- Ya, y por eso me estás llamando, porque soy tu única opción, de lo contrario seguiría siendo un cero a la izquierda- no le importaba sonar resentida, realmente, ni siquiera lo que él pensara de ella. Tenía problemas más grandes, así que poco le importaba lo que tenía que decirle- Voy de salida, así que otro día- dijo y colgó, esperando a que él fuera lo suficientemente inteligente como para entender la indirecta.

Tomó una ducha y luego de untarse crema y colocarse la lencería, se colocó el vestido blanco y pegado que había elegido del armario sin pensarlo mucho. Su tela era fina y suave, se ajustaba en los lugares correctos, con un discreto escote en forma circular y era corto. Las zapatillas altas de tiras en forma griega eran doradas, hacían una buena combinación con las argollas y pulseras del mismo color. Se hizo una media cola en su cabello ondulado y el maquillaje de sombras negras acompañado de brillo labial y ya estaba lista. Iría a algún bar exclusivo a tomar unos tragos y beber, sin importarle ir sin compañía, solo quería despejarse y que la música doliera en sus oídos.

Luego de cerrar correctamente su departamento se dirigió al estacionamiento para buscar su auto y dirigirse a su destino mientras el viento acariciaba su rostro y la música de Lana Del Rey sus oídos.

Sus ojos apreciaron el letrero naranja y rojo brillar, iluminando la calle completa con las palabras ''Sinner'' y sonrió al saber el significado, bajó de su auto luego de aparcarlo al cruzar la calle y le entregó las llaves al portero luego de guiñarle un ojo. Lo conocía y él no tenía problemas en cuidarle su auto, después de todo, ella siempre le proporcionaba una buena propina. Entró al club e inmediatamente la música ensordeció sus oídos y las luces la cegaban levemente, y sin miramientos fue directo a la barra para pedir una margarita de fresa, bebería con tragos suaves y sin mucho alcohol. Quería beber, mas no emborracharse.

Miró hacia la pista de baile para ver si estaba lo suficientemente atiborrada de gente para poder bailar y pasar desapercibida en el gentío, sin embargo, pocos bailaban y ella no tenía el coraje suficiente como para ponerse en la pista de baile y acaparar toda la atención. Simplemente permaneció sentada, mirando el ambiente y evitando mirar a la chica que atendía la barra y no quitaba los ojos de ella. Terminó su trago y pidió otro, solo mirando el panorama, buscaba entretenerse con cualquier cosa y se dedicó a inventar en su mente historias de cada persona a la que ella escudriñaba su comportamiento.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora