Septuagésimo octavo capítulo.

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Decir que pasaron el resto de la tarde y la mitad de la noche encerrados en la habitación de Ally, probándose mutuamente, tocando piel, comiéndose como hambrientos, era poco.

Sus cuerpos no pedían otra cosa, solo tenían hambre de una sola, y por más veces que lo habían hecho, las ganas voraces no se iban. No pararon hasta que ninguno de los pudo mantenerse en movimiento y cayeron sudados a las sábanas desordenadas y un tanto húmedas.

Ahora se hallaban acostados, mirando el cielo estrellado desde la gran ventana. Allyson acariciaba el pelo de Damon y él se dejaba hacer mimos por ella, sin quejas, en silencio. Se sentían cómodos, sin ganas de entablar alguna charla trivial para llenarlo, sus respiraciones pausadas se encargaban de no dejarlo tan vacío.

El estómago de ella gruñó de hambre, lo que era justo, ya que solo había desayunado hacía largas horas y ya era la hora de la cena, a parte de que había sudado y sacado energía de donde no la tenía. Damon se dio cuenta de ello- ¿Qué tal si cocino algo para los dos?- preguntó, Ally solo pudo asentir, llena de curiosidad y deseos de saber como se vería Damon cocinando. Bajaron de la cama, la rubia se encargó de buscar batas para ambos y en par de minutos se encontraban en la cocina.

- ¿Qué cocinarás?- cuestionó, sentándose en la silla del desayunador y mirando como el pelinegro abría el refrigerador y escaneaba lo que se encontraba allí.

Damon se lo pensó por varios segundos y también miró la despensa, indeciso- Uhm, creo que haré una sopa de mariscos- musitó, girándose y mirándola- ¿Te gusta la sopa?- cuestionó.

Ally lo miró por varios segundos y negó- La única sopa que me gusta es la asiática...- respondió.

Damon alzó sus cejas con sorpresa- ¿Hablas de ramen?- preguntó.

- Si, mientras más picantes mejor- musitó.

Damon lanzó una risa y negó- Vaya...- solo pudo decir- Te haría un buen ramen, pero no tienes los ingredientes necesarios para hacerlo.

- No te compliques tanto- dijo, bajando de la silla y abriendo la despensa para empezar a sacar ingredientes de la despensa- Tengo algunos, si no son lo suficiente, improvisaremos- dejó en claro.

- Si no hay de otra...- susurró, encogiéndose de hombros y empezando a picar todo lo que pudiera asemejarse a los ingredientes que llevaban un ramen.

En media hora, dos tazones con algo muy cercando al ramen se hallaban en la mesa de la chica. Damon admiraba como Allyson comía de la sopa sin vergüenza alguna. Se veía linda, con la cara de alguien que había tenido una buen tanda de sexo, la naricilla sonrojada, los ojos brillosos, el pelo amarrado en un moño improvisado y envuelta cómicamente en una bata de un rosa pálido.

Se sentía muy a gusto estando así, cómodo y hasta... deseoso de otro momento así.

Pero tal cosa no duró mucho, ya que el timbre del departamento se escuchó en toda la estancia, interrumpiendo el agradable momento. Allyson arrugó el entrecejo preguntándose como alguien había subido al edificio, caminó hasta la puerta y al mirar por mirilla se puso un tanto nerviosa, no supo qué hacer en ese momento, en el que el pelinegro la miraba en busca de una respuesta y al mismo tiempo la puerta era tocada con insistencia.

« La tentación de Damon» #2 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora