Habían pasado tres días.
Dylan me pidió que le acompañase al aeropuerto para recoger a Jeannette.
Me dijo que estaba avergonzado por el rostro qué tenía, que a lo mejor la cagaba con la chica y quería que le ayudase.
Al menos con mi presencia estaría tranquilo y lo hice.
Estábamos los dos en el aeropuerto esperando a su chica.
Dylan llevaba unas gafas de sol para disimular el moratón de su ojo.
Ella finalmente desembarcó, llevaba una maleta verde oscura mientras andaba hacia Dylan con una sonrisa de oreja a oreja.
Dylan también estaba sonriendo pero no con la ilusión que podía tener.
Tenia sus brazos cruzados, con una compostura decaída, mientras que yo me quedaba mirando a Dylan.
Jeannette venía tocando su cabello rubio platino y abría mas sus ojos verdes al ver a Dylan.
Al estar ambos juntos, se besaron y desvíe mi mirada hacia otro lado.
Pero tenia que volver a mirarlos por si acaso.
Jeannette le sonreía ampliamente de felicidad al ver a Dylan y Dylan parecía estar más relajado, ahora si que sonreía de verdad.
Ella le intentó quitat las gafas pero Dylan se negó sin saber que explicación darle e intervine.
-Está cansado.-dije de repente señalando mis ojeras para que entendiese y me reía sin más.- Ha estado toda la noche sin dormir por ti.-
-Que bien, ¿no?-dijo Jeannette.-
-No, que mal, no ha dormido.-
-Aún no maneja del todo nuestro idioma..-dijo Dylan.-
-Si, si entiendo, Dylan.-dijo Jeannette con el ceño fruncido y se reía levemente mirándole.-
Dylan le sonreía de forma cariñoso, colocó su cabello rubio hacia atrás y parecía decirle algo pero no logré escuchar.
Estuvieron unos momentos, dándose mimos hasta que decidimos irnos del aeropuerto, e irnos al barrio.
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Había descubierto que en el edificio de Eva había una azotea y quería hacerle una sorpresa antes de irme a Brooklyn a ver a mi madre.
Le preparé una cena sorpresa, no pude prepararle alguna receta sotisficada por falta de tiempo.
Pero preparé hamburguesas y patatas fritas caseras, también había preparado una pequeña lasaña de carne para complementar la cena.
Me parecía bastante sosa la sorpresa pero quería hacer algo para sorprender a Eva.
Eso si, la típica vela no faltaba en la mesa.
Estaba esperando a que Eva subiera, la llamé diciéndole que estaba en la azotea y le pareció extraño.
Escuché que ella empezo abrir la puerta de la azotea extrañada por verme aquí.
Entró en la azotea y andaba hasta ver con claridad tras de mí.
Comenzó a reirse emocionada mientras señalaba la mesa y luego me miró a mi sorprendida.
-¿Esto es para mi?-
Asentí con naturalidad mientras sonreía por ella y Eva se me acercaba a mi aunque no quitaba la mirada a la cena.
-No se que decir, si te soy sincera.-
-No tienes nada que decir.-
Eva se reía nerviosa ante la sorpresa y agarró mi mano levemente, colocó un mechón de su pelo tras la oreja mientras seguía riéndose.