Me encontraba haciendo la compra en el súper mercado en un lunes confuso.
Los lunes eran mi día de descanso y estaba bien por ese motivo, aunque por el otro, lo triste era las caras de la gente.
Pues por eso era un lunes confuso.
Me paseaba por el pasillo de las verduras hasta que mi móvil empezó a sonar y lo cogía.
-¿Hola?-
-Hola, Dalton, soy Eva.-
Es verdad, Eva, pero ya habían pasado dos días.
-Eva, me dijiste que me avisarías cuando llegases.-
-Me quedé dormida cuando llegue a casa, y te iba a llamar al despertar pero tuve que ponerme a limpiar la casa a estudiar..-
-Bueno, te estoy oyendo y veo que estás bien.-
-Si, aunque ayer tuve un dolor terrible de cabeza y pequeñas náuseas.-
-Lo que tuviste se llama resaca.-
-Oh, no lo sabía.-dijo con cierta ironía aunque empezó a reírse y suspiró.- Tengo que dejarte por que estoy en la universidad y luego tengo que hacer muchas cosas, y lo peor es que tengo el coche en el depósito por qué aparque en zona prohibida.-
-¿Cuándo?-
-El día que salí de fiesta, pues, tengo que ir a recogerlo pero antes tengo que pagar la fianza y no tengo dinero.-
-¿No te fijaste bien en donde aparcabas?-
-Claro que sí, pero en realidad, sólo íbamos a ir un rato no hasta que se hiciera de día.-
-Y eso fue por mi culpa..-
-Pues si.-
Me reí por qué afirmó que era mi culpa y negué.
-Si te puedo ayudar, dímelo.-
-¿Ayudar? ¿Tú?-preguntó sorprendida a lo que le dije y se hizo un silencio en la llamada, pero luego prosiguió hablando.- Bueno, después de la universidad tengo que ir a mirar un par de cosas y me cogería el bus pero..-
-Yo te llevo, por eso no te preocupes.-
A Eva le pareció bien, me dejó la dirección de su uni y la hora que iría a recogerla.
Bueno, terminaré de hacer la compra, comeré en casa e iré a recogerla.
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Fui a la otra parte del barrio que estaba la universidad, estaba lo más alejado de El Bronx y estuve como cuarenta y cinco minutos conduciendo.
Cuando había llegado, aparqué la moto frente a su universidad y quedé sentado esperando a Eva.
Ella tardó un poco en salir, pero cuando lo hizo, fue junto a una de sus amigas de las discotecas y se ponía hablar con ella como si nadie la esperase.
Ay, Eva.
Eva se despedía de ella con una sonrisa amable y luego desvío su mirada a mi.
Se me quedaba mirando de repente, parecía avergonzada.
Andaba hacia a mi hasta ponerse al lado de mi moto.
-Anda, que has venido y todo.-
-¿Que te creías que no iba a venir?-
Negó de repente con firmeza.
-Pareces que no me conoces, Eva.-
-Es que no te conozco, eres otra persona.-