El idiota de Dylan se había ido a la discoteca con los demás sin haberme esperado y por culpa de él tenía que esperarme a la cola de la discoteca.
Cuando entré, me fije que estaba en la barra Dylan junto a mis amigos.
Me dirigía hacia a ellos apartando a la gente de por medio hasta que llegué y tomaba del hombro a Dylan.
—Gracias por esperarme.—dije con ironía.—
—¡Hermano!—gritó, abrazándome de repente pero le aparté de malas maneras y me miro confuso.—
—He tenido que esperar una puta hora por no haberme esperado.—
—Por una vez no te iba a pasar nada, siempre estás igual de malhumorado.—
—Vete a la mierda.—
—Relájate Dalton, y toma una copa, cuando te diga quién esta aquí..—
—¿Quién?—
—La novia de Steve, pero también Steve.—
—Qué rápido has hecho amigos en ese gimnasio ¿no?—
—Imbécil, la tia pregunto por ti, y también Oliver, quieres que vaya.—
Me apoyaba en la barra alzando mis cejas, pensativo.
—Oliver me la suda, pero esa tia.. ¿Has visto su culo?—dije pervertidamente mordiendo el labio y luego me reía burlesco junto a Dylan.—
—Yo me follaría su culo hasta partirle en dos, te lo juro.—
—Cállate, eso lo haré yo.—
Si es que no podíamos estar mal más de cinco minutos..
Me pedí la copa, me puse a bailar con Dylan y junto mis amigos.
Estaba más animado que antes, se me olvidó la espera que hice en la cola.
Mi mirada se desvío a la tía del gimnasio que por cierto llevaba las trenzas.
Dylan y yo nos miramos de forma cómplice.
Él se acerco a Steve para que le acompañará al baño y ambos se fueron para dejarnos solos.
Aquella chica al verme, se le dibujó una sonrisa de seducción en su rostro y se acercaba a mi, haciéndose la interesante.
—Eres el chico del gimnasio ¿no? El amigo de Dylan.—
—Si.—
—¿Por qué no boxeaste tu?—
—A mi el gimnasio no me gusta.—
—Pues tienes muy buen cuerpo para no ejercitarlo.—
—Gracias, tu también estás muy bien, eh.—
—Bueno, ya sabes donde ir a verme.—
—¿Quieres que vaya a verte?—dije mientras me reía con ironía, daba un trago a la copa mirándola.—
—Si, como hoy he venido yo aquí a verte a ti, sería lo justo.—
—Lo pensaré pero no te prometo nada.—
Nos miramos a los ojos con complicidad mientras nos reíamos.
—Me llamo Carla y tu eres Dalton.—
Me daba igual como te llamarás, yo solo pensaba en que postura ponerte en la cama.
Nos quedamos los dos a solas, bailando pegados hasta que vi de lejos a Steve y mantenía la distancia con Carla.
No quería buscarme un problema y mucho menos dentro de la discoteca.
