Capítulo 1

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¿Sabéis el dicho que dice, quién madruga Dios le ayuda?

Pues una mierda.

Si, una mierda por qué es mentira.

Llevó trabajando en un puto almacén de cajas, levantándome a las cinco de la mañana para salir a las dos de la tarde y volver a las cuatro de la tarde hasta salir a las diez de la noche.

Si, así era mi vida, trabajo turno partido para llevar un sueldo a mi casa.

No es que me queje ni mucho menos.. No...

Pero claro, me mato casi todos los días a trabajar.

Llegaba del trabajo, demasiado cansado, se me cerraban los ojos al entrar por la puerta y mi padre estaba sentado en el sofá.

Cerré la puerta despacio y daba pasos lentos hasta al salón.

—¿No has hecho la cena?—pregunté mirándole descolocado, estaba sentado como si nada.—

—Hay pizza en la nevera.—

—Hay pizza en la nevera..—respondí de malas maneras por lo que dijo y me dirigía a la cocina.— No haces nada en todo el puto día, podrías indignarte hacer la cena para tu hijo que se mata a trabajar.—

Pero no contestó, típico de mi padre.

Me dirigía a la cocina mirando la encima, la caja de la pizza estaba abierta y había media pizza.

MEDIA PIZZA.

Me comí aquella media pizza y luego decidí hacerme un sándwich de pollo.

Hay que joderse...

Mi padre lleva amargado desde que mi madre se fue con otro hace dos años atrás.

Y es normal que mi madre se fuera con otro hombre, si mi padre no hacía nada en todo el día, solo estar tirado en el sofá y beber cerveza.

No trabajaba, no hacia las tareas de casa, no aportaba básicamente.

La que mantenía la casa era mi madre, y un día mi madre conoció a otro hombre en su trabajo.

Me dijo que me fuera a vivir con ella y con su nueva pareja pero ya tenía dieciocho en ese momento cuando me lo dijo y quise quedarme con mi padre por pena.

Como me arrepiento.

Ella se sigue preocupando por mí, me llama de vez en cuando por que sabe que ando en el trabajo, pero sino, me llamaría todos los días.

Es una buena madre y la quiero pero mi padre.. vive amargado.

Pasaba de discutir por que la casa estaba sucia, mi padre no la cuidaba.

E incluso me la tuve que hacer yo.

Menos mal que tenía mi bote de salvación.

Aunque hoy no la vería, estaba bastante cansado.

Fui a darme una ducha y decidí acostarme para al día siguiente.

******

En el margen de las horas de trabajo tenía dos horas de descanso para volver a casa, ducharme, comer...

Lo bueno es que tenía moto para ir y volver, obviamente, fue un regalo.

Cuando terminé el turno del trabajo, me dirigía a casa de Eva.

¿Que quién es Eva?

Mi novia.

Ella era mi bote de salvación.

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora