Capítulo 13

479 17 5
                                    

Oliver se había ido antes que Malcolm y yo.

Luego se fue Malcolm despidiéndose de Kayla muy amigable.

Obvio, si él le gustaba ella.

Casi todos se fueron, solo quedaban dos chicos, Kayla y yo.

Me acercaba a ella que estaba de espaldas pero se giro de repente.

—Hey, espero que no estés muy cansado.—

Me quedaba mirándola seriamente a sus ojos azules grisáceos, tocaba mis manos mostrándome neutro.

—Kayla, no tengo nada en contra tuya, pero no me vuelvas a dar órdenes, ¿estamos?—

—¿Qué?—

—Qué no me vuelvas a dar órdenes, no soy perrito faldero de nadie.—

—Lo siento si el chico se a ofendido.—dijo con un tono irónico, parecía no disculparse sinceramente.— Me molesto que no me hablaras por el hecho que Oliver os lo ha prohibido, ¿Quién es él? ¿Vuestro padre?—

—Nuestro entrenador.—dije rápidamente y suspiré, agachando la mirada por segundos.— Mira ahí no te quito razón, la teoría de Oliver es una tontería pero no me gustan que me hablen de ese tono.—

Kayla se reía de forma absurda, colocaba un mechón tras su oreja y negaba sin mirarme.

—Ya he dicho que lo siento, no te voy a volver a pedir otra vez.—

—No parecen sinceras.—

—¿Y como suena una disculpa sincera?—

Negaba mis ojos con pesadez ante la conversación y extendía mi mano.

—Dame el rodillo para pintar el techo.—

Kayla me lo daba sin mirarme, se apartaba un poco de las escaleras y me dejaba mi propio espacio para poder trabajar libremente.

Me subía las escaleras con lentitud hasta llegar al techo y pintarlo con el rodillo suspiré con  pesadez y baje la mirada a ella.

—No entiendo por qué Oliver te tiene aquí pintando.—

—¿Y por qué no si se pintar?—

—Lo sé pero tendrías que tener al menos un ayudante, ¿sabes cuanto vas a tardar?—

—¿Y qué? Tengo tiempo para todo.—

Decidí seguir pintando el techo hasta que pasaron unos minutos y dejé de hacerlo.

–Yo me tengo que ir al trabajo.—decidí dejarle el rodillo a Kayla y bajaba las escaleras con seguridad hasta quedarme en el suelo, la miré.— Cuando esté de descanso pintaré el techo.—

—Algo has avanzando pero..—

—No puedo hacerlo ahora.—

Ella abría sus ojos, sorprendida por mi forma de actuar, y tomaba el rodillo con rabia.

Su actitud ya era rara de por sí, pero esto..

—Mañana te ayudaré con más tiempo, tengo que irme.—

—¿En que trabajas?—preguntó repentinamente de forma inesperada.—

—Soy camarero en una discoteca.—

—Anda, no te imaginaba siendo camarero.—

—Ni yo que fueras pintora.—

—Solo es una cualidad más que tengo.—

—¿Aparte de cuidar a niños y ser cocinera?—

Asintió con toda normalidad como si no le resultar difícil.

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora