Hoy me había despertado pensando en Eva.
Me senté en la cama, pasando mi mano por mi cabello despeinado y suspiré profundamente.
Nose por qué pero me quede un rato pensando en ella, hacia mucho que no me ponía a pensar en Eva.
Tal vez es porque le tengo cariño, a pesar de no haber estado enamorado de ella de la misma forma en que ella lo estuvo, pero le tengo aprecio y cariño, será por eso.
Lo que más me tenía que importar en estos momentos era el combate de Malcolm, era dentro de dos días, iríamos a Las Vegas, donde se realizó mi combate.
Quería que Malcolm ganará para que pudiera cumplir su sueño, se que encontrará paz en sí mismo si gana por su madre.
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Llegaba a casa cansado del trabajo, entraba cerrando la puerta y me di cuenta que la luz de mi casa estaba encendida.
Que raro, juraría que la había apagado antes de salir de casa.
Se me habría olvidado.
Pensaba en llamar a Kayla para llamarla, hoy no me había llamado en todo el día, ni si quiera fue a mi trabajo.
Fue raro pero se que tiene sus últimos exámenes y tiene que concentrarse, se sentirá totalmente agobiada.
Cuando entré al salón, me llevé un susto por que estaban todos en mi casa, y Kayla sostenía una tarta de cumpleaños con dos velas puestas, 24.
—¡Sorpresa!—gritaros todos de repente al aparecer y se pusieron a cantarme.—
Me quería morir de la vergüenza.
Me coloque la capucha de la sudadera sobre la cabeza mientras me reía nervioso, no sabía que cara poner.
Creo que a todo el mundo le pasaba.
Sonreía entre dientes cuando terminaron y aplaudieron.
Me acercaba a la tarta pidiendo un deseo en silencio y sople las velas.
Volvieron a aplaudir por ello y colocaba mi mano sobre mí cabeza.
—N-no me acordaba de mí cumpleaños.—
—¡Siempre te pasa lo mismo!—grito Dylan que estaba al lado de Kayla y me reí al escucharle mientras asentí, tenía razón.—
Estaba Kayla, Malcolm, Dylan y algunos chicos del gimnasio.
Kayla dejaba la tarta sobre la mesa, ella misma se ofrecía a repartir una porción a cada uno.
Malcolm me felicitó por mi cumpleaños y luego vino Dylan.
Nos quedamos mirándonos porqué la última vez que nos vimos habíamos tenido una discusión y no fue nada agradable.
Pero nos chocamos la mano como amigos que éramos y nos abrazamos, luego me despejé de Dylan mirándole.
—Lo siento.—dijo Dylan siendo sincero conmigo.—
—No pasa nada.—
—De verdad te lo digo, me ha costado asimilar de que has madurado, y de hecho me alegro, yo también debería de hacer lo mismo.—
—Eres maduro.. pero solo a veces.—
—Calla.—
Me dio un pequeño golpe sobre mi pecho de broma y me reí por ello.
—Me faltan platos, ¿alguien me ayuda?—preguntaba Kayla sosteniendo el cuchillo en la mano.—
—Yo, venga, ven.—dije acercándome a ella y le quitaba el cuchillo dejándolo sobre la mesa.—