Trabajar todos los días era una tortura, pero era parte de la vida, por qué si no..
¿Para que estamos aquí?
Pero realmente trabajo para mantener a mi padre, por que yo podría conformarme con un pequeño sueldo, aunque el agua no sale de gratis.
A veces ando deprimido, y lleno vacíos con otras mujeres, de fiestas, por qué ni si quiera Eva me provoca esa ilusión de vivir.
En ocasiones me replanteo en irme con mi madre a vivir pero como ya dije, no quiero ser un niño pequeño en recurrir a su mamá cuando está en problemas.
Quiero que me vea como un hombre.
¿Que hay de mis sueños?
¿Y de mi objetivos?
¿Que hay de todas esas cosas?
Cada vez me estaba deprimiendo más.
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Estaba en casa de una chica que conocí el finde pasado cuando salí con mis amigos de fiesta pero no pudimos hacer nada.
Fui a casa de esta chica después de salir del trabajo, ella tenía veintidós años.
Estábamos en su cama, haciéndolo y besándonos, ella después se puso encima de mi y tocaba sus pechos mientras las agarraba fuerte.
La chica se estaba corriendo varias veces seguidas siendo demasiada escandalosa y pase mi mano por su boca para callarla.
Ella me quito la mano y se inclinaba a mi para besarme pero le quitaba los labios, escondido en su cuello.
El móvil comenzó a sonar.
Ya empezamos, otra vez.
Estaba apunto de correrme cuando ella se apartó de mí y me quede con la boca abierta, con fastidio por lo que hizo.
El móvil seguía sonando y me senté en la cama enfadado por ambos motivos.
Cogía el móvil sin mirar quién era.
-¿Diga?-
-Hola, Dalton.-dijo Eva contenta al escuchar mi voz.- Estoy en tu casa esperándote, ¿sales ya de trabajar?-
Suspiré profundamente mirando al suelo, más enfadado que antes.
-Voy a salir, Eva, por Dios,
¿tienes que llamarme para todo?--Estaba preocupada por si te había pasado algo.-
-Ni que fueras..-me quedé callado por la bordería que iba a soltarle y suspiré.- Voy para allá, nos vemos.-le colgaba de repente, dejé el móvil en el suelo.-
-¿Quién era?-
-Mi hermana.-
-Ah.-se quedo callada por segundos y se sentó.- Pues nos vemos otro día.-
-No, a mi no me dejas a medias.-me giraba mirándola a sus ojos.-
-¿Quieres terminar?-
-¿Tu que crees?-
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Entraba en casa cuando terminé de hacer lo que tenía que hacer.
Eva estaba sentada en el sofá mientras que mi padre estaba en su habitación.
Ella se levantó sonriendo con ilusión, y tocó su pelo para parecer coqueta.
-Que alegría verte.-se acercaba a mi a paso acelerado hasta ponerse frente mía y dar un beso en mis labios.- Está la cena preparada.-
-Gracias Eva, pero.. ¿No deberías de estar estudiando o algo?-