Salía del pasillo para andar hacia al ring.
Todos me abucheaban por mi derrota contra Quinn, desde ese combate no había combatido contra nadie.
Tendría que sentirme un perdedor, un fracasado pero no me sentía nada de eso.
De hecho mis oídos parecían sordos, no escuchaba nada, solamente estaba concentrado en ir al ring para matarle.
Cuando llegué, Oliver y Kayla se quedaron bajo al ring y yo subí.
Me quedaba frente a la persona que le hizo la vida imposible a mi novia.
No pude sentir su mismo dolor, o ver las cosas que él le hizo a ella, pero puedo imaginarlas.
Me entra un quemazón en el estómago, tanto, que me hierve.
Jacob también estaba muy cabreado mirandome, no tenía cara de muy buenos amigos.
Le he tenido tantas veces en mi cara, y no sabía que era el hijo de puta que pego, que violo que Kayla.
Lo hubiera sabido y no hubiera aceptado este mierda de combate, le hubiese matado al momento de saberlo.
Pero tenía que ser así las cosas, y todos tienen un porqué.
El arbrito nos hizo una señal para que fuéramos hacia el.
Nos poníamos cara a cara, nos explicaba las reglas del combate y el arbrito esperaba que nos saludaramos.
Pero no había nada que decir.
Nada.
Nos transmitiamos el odio por nuestra mirada, al menos, la mía.
Nos colocabamos en nuestra esquina, hasta que el arbrito diera el comienzo.
Él dio la señal de que el combate empezábamos y nos acercamos mutuamente.
A la primera, empecé a proporcionarles puñetazos sin parar a su rostro.
Era uno tras otro hasta que daba unos pasos atrás mirandome furioso de la forma en que actúe y se dio cuenta de que iba a todo o nada.
Él venía hacia a mí, para darme en las costillas pero le esquivaba dando pasos atrás y moviendo mis piernas rápidamente.
Al agacharme se despisto y le pegaba nuevamente un puñetazo bajo su barbilla.
Jacob daba pasos hacia atrás, hasta dar con las cuerdas y venía hacia a mi, le volví a esquivar pero fue ahí cuando recibí varios puñetazos en el estómago e intentaba zafarme.
En el primer round había terminado, todo estuvo bien, y Jacob estaba bajo guardia.
El segundo round había comenzado.
Le estaba destrozando la cara, y le daba puñetazos en las partes bajas.
Yo si arriesgué en pegarle hacia abajo, cosa que Malcolm no hizo.
Habíamos pasado rápidamente al cuarto round.
Veia a Jacob devastado y a mi eso me daba más confianza, pero tenía mucho odio dentro de mí.
Tenía todo bajo control, solo faltaba tumbarle.
Queria darle más puñetazos sobre su cara, sobre todo en la cabeza aunque estuviera prohibido pero me daba igual.
Pero Jacob estaba defendiéndose bastante bien.
Y me empezó a pegar en la cara sin compasión.
Me cubría la cara y cuando lo hacía me daba golpes bajos.
Era una máquina programada para no parar de darme puñetazos.