Dalton
Salía de mi turno de trabajo, y ahí estaba Malcolm esperándome, él se me quedó mirando hasta que andaba y colocarme frente a él.
-¿Cuánto llevas esperando?-pregunté.-
-Vine hace diez minutos.-
-Vale..-
-¿Que pasa Dalton? ¿Por qué me has hecho venir?-
Respiraba profundamente por la noticia que le iba a dar.
-Te lo diré sin rodeos, voy ser tu entrenador.-
Malcolm quedó perplejo ante mí respuesta.
-Me estas mintiendo.-
-No, te digo la verdad.-
Malcolm dio un grito de alegría por mi respuesta y ponía mis ojos en blanco por reacción.
Parece un maldito crío.
Luego le volvía a mirar sin quitar su sonrisa de la cara.
-Con una condición.-dije seriamente mientras que Malcolm seguía emocionado y asintió.- Te vas a tomar muy enserio el entrenamiento, no quiero que te retrases, esto no es un juego.-
-Te haré caso en todo, Dalton.-
Esto tenía que decírselo, era más bien beneficioso para mí.
-Olvídate de Kayla, nada de distracciones.-
Malcolm se quedó descolocado por mi última condición.
-No.. ya sabes que a Kayla no le gusto y nunca voy a conseguir nada con ella.-
Me quedé callado mientras me quedaba observando la cara que se le había quedado.
-¿Te sigue gustando?-
-Mas qué gustarme.. estoy enamorado de ella.-
Trague saliva antes las palabras de Malcolm y endurecía la mandíbula, intentando controlarme, ahora mismo sentía ganas de pegarle un puñetazo.
-Ha sido la única persona que me ha apoyado.-hizo una pausa y me señaló.- Tu también, pero ella ha estado atenta a mí, es una persona muy buena y generosa.-suspiró con resignación mientras me miraba.- Pero es una batalla perdida y nunca se fijará en mí.-
Toque mi nariz de forma nervioso por lo que me contaba y expulsaba aire para estar mas tranquilo.
-Hay mas chicas en el mundo, y solo tienes veintiún años, encontrarás a una tia que te corresponda.-
Malcolm se quedó callado encogiendo de hombros y di unos pasos hacia atrás.
-Mañana quedamos a las siete de la mañana, aquí, ¿vale?-
-Vale, hasta mañana.-
Hice un gesto con la cabeza en forma de despedida y me dirigía hacia mi moto.
Cualquier hombre estaría enamorado de Kayla, le entiendo, pero es mi novia y me enfada de la manera en qué él habla de ella.
******
Eran las seis de la mañana.
Estaba frente a un vaso vacío, rompía dos huevos y echaba la clara del huevo crudo del huevo dentro del vaso.
Lo movía con una cuchara, un par de veces, hasta que cogía el vaso y tomaba el contenido que había.
Dejaba el vaso sobre la encimera y me dirigía al baño para mirarme.
