Capítulo 38

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Dalton

Salía de mi turno de trabajo, y ahí estaba Malcolm esperándome, él se me quedó mirando hasta que andaba y colocarme frente a él.

-¿Cuánto llevas esperando?-pregunté.-

-Vine hace diez minutos.-

-Vale..-

-¿Que pasa Dalton? ¿Por qué me has hecho venir?-

Respiraba profundamente por la noticia que le iba a dar.

-Te lo diré sin rodeos, voy ser tu entrenador.-

Malcolm quedó perplejo ante mí respuesta.

-Me estas mintiendo.-

-No, te digo la verdad.-

Malcolm dio un grito de alegría por mi respuesta y ponía mis ojos en blanco por reacción.

Parece un maldito crío.

Luego le volvía a mirar sin quitar su sonrisa de la cara.

-Con una condición.-dije seriamente mientras que Malcolm seguía emocionado y asintió.- Te vas a tomar muy enserio el entrenamiento, no quiero que te retrases, esto no es un juego.-

-Te haré caso en todo, Dalton.-

Esto tenía que decírselo, era más bien beneficioso para mí.

-Olvídate de Kayla, nada de distracciones.-

Malcolm se quedó descolocado por mi última condición.

-No.. ya sabes que a Kayla no le gusto y nunca voy a conseguir nada con ella.-

Me quedé callado mientras me quedaba observando la cara que se le había quedado.

-¿Te sigue gustando?-

-Mas qué gustarme.. estoy enamorado de ella.-

Trague saliva antes las palabras de Malcolm y endurecía la mandíbula, intentando controlarme, ahora mismo sentía ganas de pegarle un puñetazo.

-Ha sido la única persona que me ha apoyado.-hizo una pausa y me señaló.- Tu también, pero ella ha estado atenta a mí, es una persona muy buena y generosa.-suspiró con resignación mientras me miraba.- Pero es una batalla perdida y nunca se fijará en mí.-

Toque mi nariz de forma nervioso por lo que me contaba y expulsaba aire para estar mas tranquilo.

-Hay mas chicas en el mundo, y solo tienes veintiún años, encontrarás a una tia que te corresponda.-

Malcolm se quedó callado encogiendo de hombros y di unos pasos hacia atrás.

-Mañana quedamos a las siete de la mañana, aquí, ¿vale?-

-Vale, hasta mañana.-

Hice un gesto con la cabeza en forma de despedida y me dirigía hacia mi moto.

Cualquier hombre estaría enamorado de Kayla, le entiendo, pero es mi novia y me enfada de la manera en qué él habla de ella.

******

Eran las seis de la mañana.

Estaba frente a un vaso vacío, rompía dos huevos y echaba la clara del huevo crudo del huevo dentro del vaso.

Lo movía con una cuchara, un par de veces, hasta que cogía el vaso y tomaba el contenido que había.

Dejaba el vaso sobre la encimera y me dirigía al baño para mirarme.

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora