Fuimos los cuatros juntos a tomar unas copas en una terraza, frente al mar.
Estábamos hablando con las chicas, con nuestras respectivas "parejas"
Michelle era la típica rubia maciza, que podía decir, y la verdad que me gustaba físicamente pero no para nada serio.
Ambas chicas tenían veintidós años.
Las chicas fueron al baño juntas, Dylan y yo nos quedamos mirándonos.
—Están buenas, eh.—dijo Dylan, alzando sus cejas mientras se reía como un idiota.—
—Si que lo están, aunque la mía lo está más.—
—Ni en tus mejores sueños, Dalton.—
Solté una risa leve mientras negaba, cogía mi copa dándole un buche largo y miré a Dylan.
—¿Y Eva? ¿Que le dijiste?—
Terminé de aquel sorbo, me supo amargo al preguntarme por ella.
Dejé la copa sobre la mesa y le miré.
—Le mentí, le dije que estaba en el almacén.—
—Eres un cabrón, pero joder, esa rubia merece la pena.—
Negaba mientras me reía sin más, toque mi nariz sintiéndome mal por Eva pero cuando Michelle apareció, ella desapareció de mi mente.
Me fije en su vestido corto que se le transparentaba su cuerpo, llevaba un tanga blanco y sin sujetador.
Michelle se nos quedaba mirando junto a su amiga.
—Hemos pensando en ir a mi casa, allí podemos seguir bebiendo y no hay nadie.—
Dylan me miró de repente, sonriendo como un pervertido.
—A mi me parece bien.—dijo, haciéndome una señal con los ojos.—
Asentí mirando a Dylan y luego miré a Michelle.
Lo tomaron como un si, empezaron andar para irnos, luego nos levantamos los dos a la vez y Dylan empezó a reírse de mi.
—¿Que quieres aparentar ser ahora? ¿Un niño bueno?—
—Cállate.—dije dándole un pequeño golpe en su brazo y nos fuimos de allí.—
Llegamos a su casa finalmente, entramos con el permiso de Michelle y ella dejaba su bolso sobre la mesa, se nos quedo mirando.
—Sentiros como en casa, yo iré a la cocina a poner las copas.—
Dylan y yo nos quedamos mirando un poco incómodos por qué nos dejó a solas con Ainhoa.
Ella tomaba el mando de la televisión y empezó a poner música.
<< ... >>Me lo estaba pasando realmente bien, olvidándome de todo lo demás.
También estaba borracho, no había parado de beber.
Me quedaba mirando a Michelle como estaba bailando a su mundo, mientras que Ainhoa y Dylan se quedaban hablando.
Dios, yo no he venido por esto..
Me estaba quedando un poco adormilado.
Michelle poco a poco se detenía hasta quedar quieta y me miró con preocupación.