Una semana más tarde
Me encontraba en el gimnasio,
estaba corriendo en la cinta casi a punto de hacer una hora.
Mi mirada se desvío hacia la puerta del gimnasio sin creerme lo que estaba viendo.
Malcolm.
Todos nos quedamos mirándole, aún era muy pronto para regresar al gimnasio pero ahí estaba.
Los compañeros de gimnasio se acercaban a él para darle el pésame, él solo asentía o daba las gracias de forma cortante.
Parecía otra persona pero le podía entender.
Le daba al botón de stop a la cinta de correr, poco a poco, dejaba de correr hasta ponerme andar y bajaba de la cinta.
Andaba hacia a él lentamente observando que los chicos se ibam y él se quedaba solo.
Malcolm desvío la mirada hacia a mi, se quedó un poco sorprendido ante mi presencia, en sus ojos tenía una tristeza tan profunda que podía hasta sentirla yo.
Me colocaba frente a él, tragando saliva, y endurecia la mandíbula.
—Lo siento Malcolm.—dije, dándole mi sincero pésame hacia a él.—
—Gracias.—susurró con la voz quebrantada.—
Quise abrazarle sintiéndome sensible, y el me siguió el abrazo lentamente.
Estuvimos unos segundos abrazados hasta que me apartaba de él y respiré profundamente.
—¿Como estás?—
—Estoy fatal, pero, no tengo otra opción que seguir.—
—Será difícil, pero podrás seguir, tienes a Oliver, a los del gimnasio, me tienes a mi.—
—Y os lo agradezco, por eso quiero volver a boxear.—
¿Qué?
Fruncí el ceño sin entenderle.
—¿Quieres volver a entrenar?—
—Si, voy a pelear con El Moreno.—
—Malcolm.—comencé a negar lentamente, dejando mis labios abiertos, no me parecía buena idea.— Es muy reciente todo lo que estás pasando, no debes de pelear.—
—Es el momento perfecto, ¿O preferís que me quedé en casa teniendo depresión? Ni de broma.—
—Pero Malcom...—
Oliver de repente entraba al gimnasio, actuando con naturalidad.
Él se acercaba a nosotros hasta ver que era Malcolm quién había venido y se sorprendió.
—¿Que haces tu aquí?—preguntó Oliver hacía Malcolm mientras se quedaba mirándole fijamente.—
—Vengo para que Dalton me entrene, voy a pelear con El Moreno.—
Oliver y yo nos quedamos mirando por la gran estupidez que Malcolm estaba soltando y luego le miramos a él.
—No estás en condiciones mentales para luchar.—dijo Oliver.—
—¿Que no?—dijo Malcolm sonando sarcástico y luego se reía de la misma forma.— Ahora es cuando mataría a cualquiera que se me ponga por delante, Oliver.—
—Malcolm, no vas a pelear con El Moreno.—volvía a repetir Oliver de forma más seria.—
—Pues entonces no me vas a ver en tu puta vida.—dijo Malcolm enfadado en contra de él y se iba del gimnasio.—
