Capítulo 4

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La policía se había ido al tomar mi declaración y detuvieron al hombre por tener un arma blanca.

Me metí en la pelea porqué le podría pasar a cualquiera, no es que quisiera ser un héroe ni mucho menos, pero joder, si le hubiese clavado el puñal, me hubiese sentido mal por no haberme metido.

Cuando terminé de trabajar me volví a mi casa.

Estaba mi padre cenando en la cocina junto a una cerveza, que nunca le faltaba.

Rodaba mis ojos quedándome en la puerta de la cocina, mirándole con resignación.

—¿Eva estuvo aquí?—

Asintió

—¿Desde cuando?—

—Desde esta tarde, limpió la casa e hizo la cena.—

—No deberías dejarla entrar cuando yo no esté aquí, no es nuestra chacha.—

—Si ella se ofrece..—

Negaba lentamente por ello, mientras dejaba las llaves encima de la mesa y también me ponía a cenar frente a mi padre.

No le miraba a la cara.

Mi mirada se dirigía a mi plato.

—Papá, ¿por qué no cambias de vida?—

Mi padre me ignoraba por completo.

Terminó de cenar, retiraba su silla y cogía su plato para meterlo en el fregadero.

—¿Así será siempre nuestra relación?—pregunté dolido por su ignorancia, clavando mi mirada en él.—

Mi padre se quedaba quieto sin moverse ni si quiera un poco.

—Llevamos dos años sin hablar, desde que se fue mamá.—hice una pausa, mirándole, esperando una reacción.— Y desde que se fue ya no conversamos, soy tu hijo.—

Mi padre se giraba mirándome por unos instantes y salía de la cocina con lentitud.

Colocaba mi mano sobre mi nuca desesperado ante la situación y cerraba mis ojos.

Cuando mi madre estaba aquí, es cierto que mi padre no hacía nada, no trabajaba, pero él y yo hablábamos, manteníamos una conversación cordial.

Creo que mi madre esperó a que fuera mayor de edad para irse, sino, se hubiese ido de mucho más antes.

Me levantaba de la silla sin terminar la cena, mirando a la nada.

*****

Me tumbé en la cama recién duchado y me quedaba mirando al techo.

Aún recuerdo cuando éramos una familia y éramos felices.

Mi madre, mi hermana, mi padre..

Mi hermana se fue de casa cuando yo tenía quince años, ella en ese entonces tenía dieciocho.

Pero desde que se fue ese día no he vuelto a saber mas nada de ella.

Mi madre siempre me decía que no fuera a buscarla, o llamarla, que estaba haciendo su vida.

A veces quiero saber como está ella, que ha sido de su vida, si tiene novio, si tiene un trabajo, si es feliz...

Tampoco he hecho mucho para buscarla pero bueno, si ella quisiera saber algo de mí, me buscaría ¿no?

******

Me encontraba dentro del almacén trabajando como siempre, pero un compañero me dijo que saliera a fuera, un chico me estaba llamando.

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora