Capítulo 9

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Eva me llamó al móvil para ver si nos veríamos esta noche pero le dije que no.

Que iría a ver a Dylan al gimnasio para ver como entrenaba.

Pues, nos veríamos mañana.

En parte no le mentí por que es verdad que iría al gimnasio pero no para ver a Dylan, sino, a Carla.

*****

Entraba al gimnasio mirando a Dylan de fondo, ya estaba empezando con el saco de boxeo.

Me acerqué a él mientras me reía de forma burlesca, me parecía tan patético.

—Ni lo intentes más.—dije.—

Dylan se detenía de repente sosteniendo el saco y me miró confuso.

—¿Por qué no? Sirvo para esto.—

Desvíe mi mirada hacia a Oliver por segundos y luego le volví a mirar a él, haciendo una mueca.

—Tu entrenador no piensa lo mismo, me dijo que no servías para esto.—

Dylan se ponía a negar sin creerme nada, sonreía de lado con pocas ganas.

—Estás celoso.—

—No, de verdad que no, y te estoy diciendo la verdad.—dije siendo cruel con él, teniendo mis brazos cruzados.— Él solo te tiene aquí para convencerme a mi de entrar en el boxeo, seguro que no te habrá cobrado por estar aquí.—

—No..—

—Dylan, deja esto y haz lo que siempre hacías.—

Dylan, cabreado, se quitaba los guantes de boxeo y me los tiraba a mi, los dejé caer al suelo sin darle importancia.

—Para una vez que me motiva algo y tu coges y me lo jodes.—

—Lo hago por tu bien.—

—Voy hablar con Oliver.—

Le hice espacio para que pasará por delante de mi y andaba hacia a él.

Luego desvíe mi mirada hacia Carla que estaba hablando con otra chica.

Ella sostenía una botella de agua, y no paraba de sonreír al hablar con su amiga pero se dio cuenta que yo la miraba.

Tomó del brazo de su amiga en señal de que esperará y andaba hacia a mi hasta ponerse frente mía.

—¿Me esperas que me duche y nos vamos?—

—Si, pero date prisa, estos dos pronto van a pelear.—

—¿Por qué?—

—Luego te explico.—

—Cuéntamelo mientras me ducho.—dijo andando hacia al vestuario de las chicas.—

¿Como iba a entrar ahí?

Si que me podía meter en un lío si entraba y eso estaba llena de chicas.

Miraba a un lado y luego al otro por si alguien me miraba pero nadie lo hacia.

Daba pasos lentos, siendo disimulado, pasando mi mano por mi cabello despuntado con la mirada agachada.

Cuando llegué sentí alivio por que nadie me llamó la atención, y por suerte nadie había en el vestuario, solo Carla.

—¿Que ha ocurrido?—dijo, quitándose su camiseta deportiva junto sus pantalones y se acercaba al lavabo para mirarse en el espejo.—

Desvíe mi mirada a sus nalgas,
se que lo hizo a propósito.

Mis ojos se quedaban pegados a su culo, olvidándome del tema que estábamos hablando.

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora