Capítulo 17

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Fuimos al parque acuático con las chicas.

A mi no me gustaba mucho los zoológicos, bueno, no era un zoológico exactamente pero para mí lo consideraba como una cárcel de animales.

A mi hermana le encantaba ir cuando éramos pequeños  y me obligaban a ir los domingos por mi hermana.

Pero pasaba la tarde con ellas dos.

Veíamos a peces distintas de otras especies, delfines, orcas, todas parecían felices.

Creo que cada animal debería estar en su hábitat.

Tamara tenía hambre, fuimos a un puesto de dulces, ella tomó una piruleta de forma redonda, y de colores.

Kayla me ofreció pero me negué.

Eran las 18:00.

Era la hora que empezó el show de esa tal foca.

Subíamos las escaleras de la grada hasta sentarnos arriba del todo y nos sentamos.

Tamara estaba en el medio, pero solo hablaba con Kayla.

Ambas hablaban sobre la foca Willy.

Willy, por dios...

¿Quién le pone Willy a una foca?

Cuando empezó el show, Tamara no me le quitaba la mirada a la foca.

Y Kayla se me quedaba mirando a veces de forma fijamente.

Yo me estaba sintiendo intimidado por su mirada pero yo también la miraba.

Sentía que me sonreía con inocencia, tocaba su pelo a veces, pero notaba que su mirada estaba apagada.

Creo que Kayla no es mala persona, de la poco que la conozco, es una persona entregada a las cosas que le gusta o incluso a las personas más allegadas, pero en momentos puntuales, es difícil conocerla.

Es la persona más rara y misteriosa que he conocido, como si algo ocultase.

No lo sé.

<< ... >>

Cuando terminó el show, nos fuimos a comer a Taco Bell.

Tamara quería ir a comer allí, y claro, cumpliríamos deseos de la niña.

La situación estaba más suelta, Tamara hablaba más conmigo sobre la experiencia en el parque acuático.

Pero era una niña borde, a veces daba contestaciones cortante, para solo tener nueve años.

Cuando terminamos de cenar, fuimos al coche de Kayla.

Me quedé mirándola por segundos.

—Llévame al gimnasio, allí tengo mi moto y no me apetece madrugar mañana temprano.—dije mientras la miraba.—

—Vale, pero creo que es mejor que te lleve a casa directamente.—

Negué con naturalidad mirando al frente y Kayla empezó a conducir.

—¿Qué harás esta noche?—pregunté siendo neutro.—

—Llevaré a Tamara a su casa, su madre la tiene que estar esperando.—

Asentí, alzando mis cejas.

—¿Por qué?—preguntó con curiosidad ante mí pregunta.—

—Por si...—dije, pero decidí callarme, echando la vista hacia atrás mirando a Tamara y luego la miré.— Llevemos a Tamara.—

Un Golpe Duro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora