Capítulo LXII

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Grité y lloré tanto que mi garganta comenzaba a doler. Mis padres, incluso Marie, estaban empeñados en que abriera la puerta. Mi llanto no cesaba y el pecho me dolía, pero las ganas de llorar no se iban. Había abierto una herida que jamás creí volver a abrir y que, como toda herida profunda, es muy difícil de cerrar. Lo único que tenía en mi mente era a Michael, todas esas veces que se iba de casa y aparecía a los dos o tres días, las veces que discutía con mamá y papá y se encerraba en su cuarto...

Recordé una vez que me escapé con él y me regañó. Odiaba verlo llorar y siempre me tocaba a mí consolarlo, no porque debiera sino porque quería hacerlo.

-Te extraño, te extraño tanto.- Dije entre suspiros de llanto. -¿Por qué me dejaste, maldición?- No recordaba haber llorado tanto cuando me dijeron que había muerto, incluso en su funeral.

No sé cuánto tiempo estuve ahí, sentada en el granito frío del baño pero, en un momento, escuché voces familiares y unos fuertes golpes.

-Jenna, abre, somos nosotros.- Dijo Jimmy.

-Pequeña, al menos dinos que estás bien.- Dijo Brian.

-Nena, soy yo...- Era Zacky. -Vamos, abre la puerta y hablemos. Si no quieres ver a nadie está bien pero no hagas esto... Aquí hay personas que te quieren mucho y necesitan saber que no harás ninguna estupidez.- No respondí, sólo seguí llorando en silencio. -Vamos, linda... Por favor.-

-Vete.- Grité entre lágrimas. -Váyanse todos.- De repente, hubo silencio y luego, sentí un ruido proveniente de la bañera y un quejido. Miré atónita cómo salía de la bañera y se acercaba con el rostro triste.

-Oh, Jenna. ¿Por qué te haces esto?- Zacky se arrodilló ante mi y la angustia me invadió de nuevo. Me abrazó y rompí, una vez más, en su hombro. -No vuelvas a hacer eso, nena.-

-No hice nada.- Murmuré.

-Lo sé y agradezco que no hayas hecho nada.- Levantó mi rostro. -¿Sabes qué sería de mí si algo malo te ocurriera?- Negué y limpió una lágrima de la comisura de mis labios con su pulgar. -Probablemente nada.-

-Lo extraño, Zack.-

-Él lo sabe, creeme.- Acarició mi cabello. -Pero tienes que recordar todos esos momentos que viviste con él, que hicieron esa relación intensa e irrompible que sé que tienen ustedes.-

-Teníamos.-

-No, nena. Tienen... ¿Has escuchado alguna vez del lazo rojo?- Negué con la cabeza. -Bueno, es un lazo muy fuerte que une a dos personas. Este podrá anudarse o estirarse, pero jamás se rompe. Eso, pequeña, es lo que tienen Michael y tú. Su lazo jamás se romperá porque ambos se aman demasiado como para olvidarse.- Solté un gemido de angustia.

-¿Lo superaré alguna vez?-

-No, pero aprenderás a vivir con ello. Cuando estés lista, lo dejarás ir y no lo olvidarás, sino que podrás seguir adelante con él dentro de tu corazón... Y tus recuerdos.-

-¿Cómo demonios entraste? Estamos en un piso nueve.-

-Por la ventana.- Sonrió de lado como si fuera obvio.

-Podrías haberte matado, no vuelvas a hacer algo así.- Lo abracé.

-Necesitaba saber que estabas bien... ¿Por qué no sales del baño? Marie te necesita y tus padres...-

-No quiero saber nada de ellos.-

-Están intentando recomponer las cosas, nena, dales una oportunidad.- Negué con la cabeza.

-No trates de convencerme, Zack.-

-Inténtalo, sólo hasta que nos vayamos de gira.- Suspiré. -Prometo que valdrá la pena.-

Dirty Little Secret... Who has to know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora